¿Cuantas veces disponemos de todos los elementos necesarios para conseguir una meta y, sin embargo, el asunto no funciona? ¿Y de los mejores ingredientes y hacemos una pésima comida?
Y es que, tanto en la vida como en el arte culinario, además de tener los ingredientes hay que saber hacerlos funcionar apropiadamente.
Si me diesen las piezas de un motor desmontado, a menos que me formase antes con un buen curso de mecánica y dispusiese del tiempo, ganas y herramientas oportunas, sería imposible hacer que dicho motor funcionase. Demasiados requisitos para alguien como yo. En cambio, conozco a quienes son capaces de hacer que el motor funcione.
Todos tenemos experiencias de ver personas con unos recursos limitados que los rentabilizan de forma eficaz y eficiente, y también tenemos ejemplos de lo contrario, personas que disponiendo de todo lo necesario no llegan nunca a cumplir sus objetivos.
Pues de esto, precisamente, se trata el arte de gestionar, es decir, hacer que las cosas funcionen lo mejor posible con los ingredientes que disponemos.
Cuando nos referimos al mundo interior hablamos de autogestión, es decir, la gestión apropiada de los recursos personales de cada uno.
Y desde el punto de vista sofrodynámico, la autogestión, constituye uno de los pilares fundamentales del bienestar.
Podría decirse, pues, que gestionar es el arte de hacer que las cosas funcionen apropiadamente. Y es algo que puede ser aprendido y mejorado.
Como resumen, podría decirse que para todos aquellos que deseen cultivar el bienestar, se hace imprescindible avanzar en la autogestión, así que podríamos aceptar el siguiente reto: tengamos los recursos que tengamos, e independientemente de que se puedan incrementar, vamos a asumir el desafío de tratar en cada momento de que funcionen lo mejor posible.
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