Las Sales de Schüssler

Las Sales de Schüssler

sales de schusslerA finales del siglo XIX, el Dr. Doctor Wilhelm Heinrich Schüssler, médico homeópata alemán,  realizó una serie de estudios y trabajos experimentales acerca de la importancia de ciertas substancias en el organismo a las que denominó Sales Bioquímicas.

Según pudo constatar el Dr. Schüssler, dichas sales, administradas a pequeñas dosis, ayudaban a mantener el buen estado de salud así como a mantener en orden importantes funciones vitales. La falta de algunos de estos principios, las sales bioquímicas, generaría un estado de deficiencia y de enfermedad.

El Dr. Schüssler llegó a la conclusión de la necesidad de ingerir este tipo de sales para mantener el bienestar  y un estado saludable, ya que, además de ser útiles para suplir ciertas deficiencias orgánicas, también servían para tratar determinadas enfermedades, debido a que no sólo proporcionaba al organismo las sales que necesitaba sino que ayudaban a la correcta distribución de las mismas en los lugares apropiados.

Estas substancias estudiadas por el Dr. Schüssler, se conocen hoy día como “Sales de Schüssler”,  y se utilizan ampliamente en el mundo entero por ser unos medicamentos eficaces y seguros.

Normalmente se suelen administrar en forma de polvos o comprimidos a la 6 DH (Decimal Hannemaniana).

Existen 12 sales de Schüssler, que  son:

Calcarea Fluorica.

Calcarea Phosforica.

Calcarea Sulphurica.

­Ferrum phosforicum.

Kali Muriáticum.

Kali proshoricum.

Kali Sulphuricum.

Magnesia Phosforica.

Natrum Muriaticum.

Natrum Phosforicum.

Natrum Sulphuricum.

Silícea.

La mayoría de los laboratorios incluyen, además, la sal número trece, con la mezcla de las doce sales bioquímicas anteriores.

 

Nuevos horizontes en nutrición y alimentación humana

Nuevos horizontes en nutrición y alimentación humana

nuevos horizontes en nutriciónUna de las características que toda ciencia ha de poseer es la de mantenerse en continua renovación a través de la constante búsqueda de nuevos conocimientos, de tal manera que puedan confirmarse las hipótesis existentes o bien modificarse lo que de una materia en cuestión se conoce en cada momento, en función de las nuevas evidencias que vamos descubriendo.

Todo esto quiere decir que, en muchas ocasiones, lo que se ha venido sosteniendo a lo largo de unos años, de pronto, se convierte en algo obsoleto y totalmente superado, incluso a veces se pasa a defender justo lo contrario.

Así, en muchas ocasiones, podemos comprobar que lo que la ciencia defiende en unas fechas, con el paso del tiempo, es rebatido por los nuevos descubrimientos.

Por ejemplo, cuando era estudiante de medicina, se me decía que las personas con colesterol alto no debían tomar nunca pescado azul. Hoy día se preconiza justo lo contrario y se le indica al sujeto con colesterol alto que coma sardinas, caballa, etc.

También se me decía que había que  limitar el consumo de aceite de oliva, puesto que aportaba una gran cantidad de grasas al organismo y, según la hipótesis vigente en aquellos momentos, eso era algo poco recomendable. Sin embargo, hoy día se ensalza el aceite de oliva como una alimento de primer orden para la salud, incluso se le atribuyen unas propiedades tan maravillosas que hace que se clasifique dentro de los alimentos funcionales.

Actualmente, sobre todo a nivel de investigación, está surgiendo un cambio de paradigma que hace que se tambaleen los pilares de lo que hasta estos momentos se viene proponiendo en el ámbito de la nutrición y alimentación humana.

Hasta hace poco se pensaba que era especialmente bueno para la salud una dieta baja en grasa y rica en cereales, de tal manera que el aporte de hidratos de carbono en la dieta fuera, aproximadamente de un 60% del total de las calorías ingeridas. Pero en estos momentos existen corrientes dietéticas que indican que no se debería sobrepasar el 40% en lo que a hidratos de carbono se refiere.

En las últimas décadas ha habido una auténtica campaña de demonización de las grasas, debido a la creencia de que consumir grasas aumentaba el peligro de enfermedades cardiovasculares al elevar el colesterol. Pero muchos estudios actuales demuestran que esto no es cierto y que las diferencias de colesterol en la dieta no se traducen en mayor riesgo cardiovascular.

Hoy día sabemos que dicha hipótesis de las grasas tiene muchas lagunas, ya que la aparición de las enfermedades cardiovasculares dependen de la alteración a nivel del endotelio vascular y esto se debe a otros factores distintos de las grasas. También sabemos que los factores de riesgo cardiovascular más importantes son los radicales libres, la inflamación silente, el tabaco, el consumo de azúcar, el sedentarismo, el sobrepeso y el estrés. Es en el control de estos factores hacia donde deberíamos enfocar todo el esfuerzo preventivo en lo que se refiere a las enfermedades cardiovasculares

Otro aspecto que va cambiando en estos últimos tiempos es lo referente al consumo de cereales.

Durante mucho tiempo se ha creído que consumir cereales era algo especialmente saludable,pero estudios recientes señalan la inconveniencia de una dieta basada en un predominio de cereales, sobre todo refinados, ya que dan lugar a un gran número de problemas para la salud.

Es bastante sorprendente que la epidemia de obesidad que sufren algunos países occidentales haya coincidido con el auge de las dietas bajas en grasa, los alimentos lights y desnatados y el aumento del consumo de cereales y otros hidratos de carbono.

Entonces, a la luz de lo que hoy día sabemos, ¿qué es lo realmente sano?

Poco a poco iremos comentado algunos aspectos de este nuevo enfoque de la alimentación humana. Porque una nueva visión acerca de la alimentación está surgiendo a partir de las evidencias que plantean los nuevos estudios nutricionales.

Pero como siempre que se propone un nuevo cambio de paradigma, habrá una gran resistencia por parte del sistema establecido, y por la inercia de seguir creyendo lo que habitualmente se ha creído sin entrar a poner en tela de juicio las contradicciones que aparecen, por muy obvias y evidentes que estas sean. También es de esperar la feroz resistencia de aquellos sectores de la industria alimentaria que se consideren perjudicados.

Nada de ello ha de frenarnos en nuestra búsqueda de una mejor salud para los seres humanos.

Consejos para la curación

Consejos para la curación

consejos para la curaciónHace más de treinta años que me dedico al campo de la salud y la curación. Desde mi punto de vista, salud y desarrollo humano son dos aspectos no diferenciables, ya que lo digno de sanar no es sólo el cuerpo físico, que lo es, sino sobre todo el Ser Humano completo, es decir, Cuerpo, Psique y Espacio Interior.

A lo largo de todo este tiempo he ido matizando y puliendo mi comprensión acerca del binomio salud-enfermedad, y al ser éste un proceso dinámico, no descarto que nuevas comprensiones puedan seguir emergiendo en un futuro.

De momento, me gustaría enumerar a modo de consejos para la salud, algunos de los aspectos que he experimentado y constatado. Son consejos que funcionan y sobre los que he venido trabajando a lo largo de estos años.

Espero que puedan ser de utilidad para algunos de los lectores.

Así que, si estás dispuesto a participar activamente en tu proceso de curación, deberías tener en cuenta los siguientes aspectos:

 

  • Aprende a escuchar los mensajes de tu cuerpo. La sabiduría corporal nos orienta sobre aquello que hemos de atender y aquello otro que hemos de modificar.
  • Trata de conocerte, aceptarte, respetarte y amarte. Estos cuatro aspectos son la base de una sana autoestima y del proceso de curación.
  • Permítete respirar libre y fluidamente, como si todo tú fueses respiración, porque tu respiración sabe lo que tiene que hacer.
  • Procura equilibrar tus ritmos, sobre todo la vigilia y el sueño.
  • Hazte amigo de tu parte no consciente. No está ahí para fastidiarte sino para que te descubras en todo tu esplendor.
  • Ante los acontecimientos dolorosos sitúate en la “Postura del Observador”. Crea distancia entre quien observa y el objeto observado, porque sólo así podrás gestionar la situación sin quedar prisionero de las emociones perturbadoras.
  • Recuerda que tu enfermedad también es parte de ti, por tanto, no te enfades con ella porque es como enfadarse consigo mismo. Más bien, trata de comprender cuál es su enseñanza.
  • Enfoca tu energía hacia los procesos de cambio y aprendizaje, procurando sentirte “cómodo en la incomodidad” que supone todo cambio.
  • Aléjate de la culpa, al tiempo que te acercas a la autorresponsabilidad
  • Desarrolla tu autoestima a la vez que te permites aprender de los demás como si fuesen tus más valiosos maestros.
  • Trata de desarrollar el sentido de la gratuidad y del agradecimiento porque ellos te aportarán grandes beneficios.
  • Procura distanciarte del rencor y del resentimiento hacia los demás y hacia ti mismo y desarrolla para todos, tú incluido, el hábito del perdón.
  • Acostúmbrate a fomentar los estados creativos de tu mente así como los estados en los que te percibes pleno de recursos.

 

  • Introduce el sentido lúdico de la vida en todas tus actividades y procura practicar la “sonrisa interior”.
  • No te culpes cuando el error aparece, sino que intenta aprender a disfrutar de todo el aprendizaje que cada error aporta a cambio de que lo afrontemos desde un marco de aprendizaje.
  • Es necesario que aprendas a soltar el lastre de tu pasado. No es posible avanzar en la curación si caminamos con “exceso de equipaje”.
  • Ten siempre presente tus metas y aspiraciones más altas, porque estás llamado a expresar todo tu potencial.
  • Trata de conectar con la alegría que sustenta la vida y que se expresa a nuestro alrededor. Acompásate, pues, con la vida.
  • Cuida tu Mandala, ese Espacio Sagrado en el que se desenvuelve tu existenciaY finalmente recuerda, ¡eres el responsable de tu propia salud!
Lo que nuestro cerebro necesita

Lo que nuestro cerebro necesita

Aunque todos los órganos son importantes, no cabe duda que para los seres humanos el  cerebro es uno de los que más, ya que trasciende los límites de lo meramente biológico para constituir el soporte material de nuestra vida emocional, de relación, intelectual y espiritual. No perdamos de vista que es un órgano especialmente dotado para el aprendizaje y, al contrario que otros órganos corporales, mientras más lo uses mejor funciona. Sigue leyendo

Par Biomagnético

Par Biomagnético

OLYMPUS DIGITAL CAMERAPor Alejandra González de Rueda, Terapeuta colaboradora del CMI Dr. Nougués

El Par Biomagnético es un sistema terapéutico en el que se utiliza imanes con una potencia determinada, para combatir parásitos, bacterias, hongos, virus y otros gérmenes que son la causa de diversas enfermedades.

La terapia consiste en colocar imanes naturales de cargas positivas y negativas sobre el cuerpo con el fin de nivelar el Ph, para que así el organismo recupere su homeostasis, y actúa sobre el organismo de la siguiente forma.

Influyen en las células sanguíneas al magnetizar el núcleo de hierro de las moléculas de hemoglobina.

Estimulan los puntos de acupuntura y el flujo de energía por los meridianos.

Aumentan el flujo sanguíneo y eleva la temperatura corporal.

Acelera la asimilación de sales debido a la magnetización de los iones metálicos.

Influyen sobre los impulsos nerviosos y pueden, por tanto, utilizarse como anestésicos.

Propician el equilibrio entre el anabolismo y el catabolismo.

Modifican los campos magnéticos de los patógenos, hongos, virus, bacterias, parásitos, causándoles la muerte.

El  Par Biomagnético es una terapia compatible con cualquier otra, y puede utilizarse simultáneamente con tratamientos alopáticos tradicional, ya que no se contrapone con ningún otro método.

¿Qué es la Medicina Tradicional China (MTC)?

¿Qué es la Medicina Tradicional China (MTC)?

5-elementosPor Antonio Mena Eymar, Acupuntor y colaborador del CMI Dr. Nougués

La MTC es una de las artes más antiguas de sanación. En realidad se trata de un Sistema de Salud Preventiva que concibe al Ser humano en interrelación con la Naturaleza.

Por medio de las leyes que conectan el macro y el microcosmos, podemos entender el modo en el que el medio externo afecta a la salud del ser humano, hecho que fue constatado desde la antigüedad y confirmado en nuestros días.

En MTC se considera al cuerpo humano como un microcosmos que debe de armonizarse con el macrocosmos en el que vivimos, de tal manera que un desequilibrio energético o una desarmonía entre ellos derivarán en una enfermedad.

Desde el punto de vista de la MTC, cuando el organismo se encuentra en equilibrio tanto interno como externo, entonces gozamos de buena salud.

Para entender y corregir esas desarmonías, la MTC aplica diversas teorías como las del Yin/Yang, la de los cinco Elementos o Movimientos y la de los Ocho Principios. Todas ellas manejadas muy eficazmente para prevenir y aliviar al organismo.

En MTC se considera que todos los seres humanos recibimos dos tipos de energía, la prenatal y la postnatal.

El Qi prenatal corresponde a lo que nos aportan nuestros padres. Debemos entender esta energía como que de unos padres fuertes y saludables se engendrarán hijos con características similares. Por eso, según la vitalidad de los progenitores así será la salud del bebé.

Por otra parte, el Qi postnatal es el que recibimos una vez nos cortan el cordón que nos une a la madre física. Esta energía nos llega a través del aire que respiramos y de los nutrientes que recibimos mediante la alimentación.

Eso quiere decir que, de alguna manera, nuestra salud depende de lo que nos aporta la “Madre Naturaleza”.

Nacemos saludables y, con una inhalación que llena nuestro cuerpo de O2 (Qi del aire), llenamos los pulmones y el diafragma se mueve hacia abajo haciendo que el abdomen empuje a las vísceras y entrañas hacia abajo y hacia fuera, mientras que con la exhalación vaciamos los pulmones y el abdomen se mete hacia adentro haciendo ascender al diafragma para vaciar los pulmones.

La respiración en general, y la mecánica ventilatoria en particular, es un elemento al que no se le concede gran importancia en la cultura occidental, y sin embargo es uno de los dos pilares fundamentales para la salud.

El segundo pilar es el alimento nutritivo. Nada más nutricio que la leche materna al principio, hasta que nuestro cuerpo aprenda a digerir otros alimentos y pueda transformar y transportar el Qi del alimento adquirido, funciones que, desde la MTC, corresponden al Yang Qi del Bazo.

Por tanto, la energía del organismo dependerá de la energía primordial del Riñón, Agua, donde reside la energía prenatal y de la energía de la Tierra, es decir, el Qi del sistema digestivo (Estómago/Bazo), que junto con la energía del Metal, Qi del Pulmón, generan el Qi postnatal.

Propiedades medicinales del loto

Propiedades medicinales del loto

lotoEl Nelumbo nucifera, nombre científico del loto, es una planta acuática que tiene un carácter sagrado para muchas culturas y religiones. Crece en los estanques y zonas acuáticas no muy profundas en la mayoría de los países asiáticos y también en Rusia y Egipto.

Además del carácter sagrado y espiritual, la flor de Loto posee una serie de usos medicinales que, en general, suelen ser poco conocidos en occidente.

Contiene benziltetrahidroisoquinolina, flavonas, ácido pelágico, saponinas, protoantocianidinas y aporfina.

Sus semillas son antidiarréicas y la flor se usa también como antioxidante y en tratamientos antiaging.

Otro uso importante es com o anticatrral, muy útil en ciertos cuadros bronquiales, y, junto con la L-carnitina se usa también para la celulitis

El Ácido alfa lipoico, ese desconocido

El Ácido alfa lipoico, ese desconocido

acido alfa lipoicoEs posible que la mayoría de las personas que lean este texto no haya oído hablar nunca del Ácido Alfa Lipoico (ALA), salvo si están relacionados con profesiones sanitarias o les interesa mucho el tema de los antioxidantes o de la Nutrición Ortomolecular.

No es un producto tan conocido como otros que salen en los anuncios de la tele, como cuando promocionan productos antienvejecimiento con Resveratrol o cosméticos para las arrugas con Coenzyma Q-10. Estos si suenan más y parecen más cercanos a todos.

Sin embargo, el ALA, a pesar de no ser muy famoso, es una de las substancias que conviene tener presentes en el ámbito de la salud y la prevención ya que produce múltiples beneficios para quienes lo consumen.

Químicamente podemos decir que es un compuesto organosulfurado, estructuralmente es un ácido graso con dos átomos de azufre, derivado del Ácido Caprílico. También es conocido como Ácido Tióctico.

Si les cuento un poco de su historia, podría decirles que fue aislado en 1951 por Dr. Lester Reed a partir de aproximadamente 10 toneladas de hígado de vacuno. En 1989 se encontró que el ALA poseía un gran efecto antioxidante, siendo considerado hoy día como el “Antioxidante Universal”, ya que tiene la propiedad de ser a la vez hidro y liposoluble. Ayuda a la Vitamina B en la conversión de los principios inmediatos en energía, por lo que tiene una gran importancia a nivel de la obtención de energía por las células.

Aunque es un producto que se sintetiza en el organismo, la cantidad en la que se hace es insuficiente y además declina con la edad, por lo que hay que suplementarlo.

En los últimos años se han venido realizando numerosos estudios, gracias a los cuales hoy día conocemos la importancia de dicha substancia y las funciones que realiza en el organismo.

La “Natural Medicina Comprehensive Data Base” (La base exhaustiva de datos de medicamentos naturales) indica que es probablemente eficaz para el tratamiento de la diabetes tipo II, así como para la neuropatía diabética.

También indica que es posiblemente eficaz para el tratamiento de enfermedades hepáticas, sobre todo aquellas relacionadas con el consumo de alcohol, y en los problemas cerebrales relacionados con el VIH. También en la neuropatía cardiaca autonómica.

Otros estudios han señalado evidencias que demuestran que es una substancia fundamental para la producción de la energía en las células debido a que controla la oxidación de la glucosa.

También sabemos que contribuye a la regeneración de otros antioxidantes como la Vitamina C, la Vitamina E, el Coenzyma Q-10 y el Glutatión, por lo que es una substancia fundamental para el equilibrio de la Red de antioxidantes del organismo.

Ayuda a prevenir el daño celular y mejora la conducción de las neuronas. Según parece, también puede ayudar a disminuir el nivel de azúcar en la sangre, por lo que los diabéticos que lo consuman habrán de cuidar el ajuste de la dosis de medicamento.

Se ha evidenciado, además, un efecto neuroprotector contra las patologías neurodegenerativas, por lo que puede ser de utilidad en algunas enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, así como otras patologías degenerativas asociadas al estrés oxidativo.

Aunque es un suplemento bastante seguro, al igual que otras tantas cosas, no es conveniente tomarlo sin un control médico adecuado, ya que, por ejemplo, los pacientes deficitarios en Tiamina podrían tener problemas de salud si ingieren ALA sin la debida suplementación.

Podemos encontrarlo en el brócoli, levadura, espinacas, algas, vísceras, aunque su cantidad no permite que podamos conseguir los niveles adecuados sólo con eso, por lo que en muchos casos estará recomendad la suplementación.

 

Éxito y fracaso

Éxito y fracaso

Exito y fracaso¿Cuántas veces las cosas no salen tal como esperamos? ¿En cuántas ocasiones los resultados son menores que el esfuerzo que hemos invertido en ello?

Decimos que hemos fracasado cuando lo que sucede no se corresponde con nuestras expectativas o, simplemente, cuando no conseguimos lo que nos habíamos planteado previamente.

Hay personas que viven esta experiencia de un modo limitante y sienten disminuida su autoestima. Otros, en cambio, lo experimentan de forma potenciadora como algo que sucede en sus vidas y que, por tanto, también forma parte de su proceso de aprendizaje.

¿Qué es lo que marca la diferencia para que un mismo acontecimiento pueda verse de  formas tan distintas?

Se dice que fracasar es no tener éxito. Y eso, en general, no nos gusta.

En el caso de las personas perfeccionistas, esta sensación de fracaso es algo que suelen llevar bastante mal. Su error consiste en intentar eliminar el fracaso en sus vidas, pensando que pueden controlar todos los factores para ser exitosos, pero no se dan cuenta de que eso no es posible.

Fracasar no tiene por qué ser agradable, pero podemos hacer que sea provechoso, si lo transformamos en una experiencia útil ligada a nuestro proceso de aprendizaje.

Por tanto, aprender a “fracasar apropiadamente”, puede ser una de las mejores estrategias que deberíamos tener disponible en nuestro menú de recursos.

Eso quiere decir que la experiencia a la que llamamos fracaso tal vez no sea tan negativa como algunos pudieran creer en un primer momento, porque fracasar en algo nos permite aprender y adquirir importantes experiencias vitales que podrán ser utilizadas más adelante, siempre que se encuadre en un modelo funcional de aprendizaje.

Hubo una frase que se me quedó grabada en una de las películas que vi de pequeño, “Cualquier fracaso también tiene su gloria. Si te equivocas, aprovéchate” (De la película Chyti Chyti Bang Bang)

Sin embargo, en nuestra sociedad suele existir un innegable miedo al fracaso, porque la mayoría de las personas se enfocan sólo en los logros, en lugar de atender también a lo que van aprendiendo durante cualquier proceso vital. Esto se debe a que vivimos en un ambiente demasiado polarizado en la consecución de metas y de notoriedad, lo cual nos condiciona fuertemente, ya que se generan sentimientos de desvalorización o de falta autoestima cuando no se consigue lo que nos habíamos propuesto.

En nuestra cultura, existe una tendencia a valorar a las personas en función de los “logros” que obtiene, cosa que tiene su lógica, pero que se puede convertir en una limitación si no se hace de forma adecuada. Porque hay personas que llegan a ser exitosos por aquello que aprenden durante el camino y no por el resultado que obtienen a final de él.

La vida nos deparará muchas situaciones en las que queremos una cosa y sucede otra. ¿Cómo estar preparados para el fracaso y para lo inesperado? ¿Cómo estar preparados para el cambio?

En general vivimos condicionados por una sociedad que propone un éxito fácil y rápido. Los jóvenes, y los no tan jóvenes, se encuentran seducidos por una propaganda que les induce a creer que todo se puede conseguir de una manera rápida y sin demasiado esfuerzo. En general, esto es falso y, además, perjudicial, porque en la vida cuenta más el esfuerzo y la constancia que otras muchas cosas.

Pero en algunos aspectos dicha tendencia parece que va cambiando. Hoy día hay empresas que valoran mucho a quienes han sido capaces de alcanzar el éxito después de haberse sobrepuesto a algunos fracasos previos. Expertos en aprendizaje han llegado a a conclusión que es el esfuerzo más que el talento lo que permite ser exitoso a largo plazo.

¿Pero qué es el éxito?

Según decía Winston Churchil, “éxito es ser capaz de ir de fracaso en fracaso sin desesperar”. 

Muy ilustrativa, también, me pareció en su día la definición que ofrecía sobre el éxito el que fue mítico entrenador de baloncesto de la universidad de UCLA, Jonh Wooden, “el éxito es la paz de la mente que es el resultado directo de la auto-satisfacción de saber que usted hizo todo el esfuerzo que pudo para conseguir lo mejor de lo que eres capaz”.

Eric Berne (el padre del Análisis Transacional), aporta también su punto de vista al respecto. Decía que “un triunfador no es al que todo le sale bien, sino quien sabe qué hacer cuando fracasa” ¿Qué te dice esta frase?

Según parece, éxito, es algo distinto de conseguir una meta. Tiene mucho más que ver en cómo gestionamos nuestros desenlaces y de qué modo conseguimos seguir aprendiendo y desarrollándonos.

El éxito o el fracaso dependen en gran medida de nuestra percepción, ya que cada uno de nosotros interpretamos la realidad según nuestro modelo.

En muchas ocasiones la línea que separa a éxito de fracaso no está tan clara. Hace unos días leía el relato de una cantante que refería “haber perdido el control de su vida”, y eso sucedió debido al enorme éxito que tuvo. Fue el éxito lo que le llevó a tener que retirarse durante siete años.

El éxito es algo que todos deseamos, pero que no se encuentra exento de numerosos peligros. También hay que aprender a gestionarlo.

Hoy día, muchas corrientes psicológicas insisten en que es necesario enseñar a los jóvenes a experimentar y gestionar el fracaso, ya que uno de los problemas de muchas personas en la actualidad es la poca capacidad para hacer frente a las frustraciones.

Nuestra biografía puede contener muchas fuentes de información acerca de cómo hemos gestionado nuestros fracasos en el pasado, y sobre las conductas que han sido más eficaces.

La palabra fracaso se encuentra cargada de muchas connotaciones negativas. Cuando una pareja se separa, se dice que el matrimonio ha fracasado. Si un negocio se cierra, se dice que el negocio ha fracasado, etc. Y todo ello se suele expresar con matices limitantes. Pero, ¿es mejor mantener lo que no funciona bien o mejor intentar cambiarlo?

Por otro lado, hay personas que sienten la sensación de fracaso porque tienen la pretensión de que las cosas que intentan le salgan a la primera.

Que las cosas salgan a la primera es posible, pero no es frecuente. Lo normal es que cuando queremos aprender algo nuevo, necesitemos realizar varios intentos para que salga aceptablemente bien. Es la repetición, la práctica y el entrenamiento lo que permite alcanzar la excelencia en una tarea.

La historia nos enseña que, con frecuencia, el éxito ha llegado después de múltiples intentos. Dichos intentos fallidos no son fracasos en sí, siempre que los gestionemos de modo apropiado.

Es el miedo al fracaso lo que impide a muchas personas que intenten algo de nuevo, quedándose con la sensación de que no pueden. Hemos de aprender a permitirnos la posibilidad de no acertar a la primera y desarrollar el coraje para intentar las veces que sena necesarias aquellas cosas por las que creemos merece la pena el esfuerzo.

Pero no quiero decir que no existan ciertos fracasos, porque desde el punto de vista de la Sofrodynamia®, sí que existen los fracasos en términos de desarrollo humano.

¿A qué me refiero?

Entendemos que fracasan aquellos que no lo intentan, quienes ante cualquier pequeño obstáculo prefieren “el sueño de la oruga” en su crisálida, en lugar del vuelo, incierto pero libre, de la mariposa.

También hablamos de fracaso cuando por el miedo a fallar abandonas tus sueños y tus metas, o cuando dejas pasar la vida sin llegar a desarrollar todo tu potencial.

Estos son los fracasos a los que deberíamos temer, ya que, como dirían los budistas, nos hacen desperdiciar el ”precioso renacimiento humano”.

Sin embargo, no deberíamos tener miedo a no estar a la altura porque otros hacen las cosas mejor. Ni tampoco a que las cosas sucedan de un modo distinto al que nos gustaría. Ni a tener que intentarlo más de una vez. No deberíamos tener miedo a luchar por aquello que merece la pena, pues todo lo valioso tiene un coste.

Las cosas son como son, pero somos nosotros quienes las transformamos en un fracasos o en una oportunidad para crecer, y a esto último bien que podríamos denominarlo como éxito.

El éxito, pues, desde el punto de vista sofrodynámico consiste no en sólo en obtener resultados, sino en aprovechar cada momento de la vida para seguir creciendo y avanzando como seres humanos.

 

Salud y enfermedad en Medicina Tibetana

Salud y enfermedad en Medicina Tibetana

medicina tibetanaLa Medicina Tibetana (MT) es una gran desconocida en occidente. Existen razones de peso para ello. La primera es que hay muy pocos médicos tibetanos si lo comparamos con los profesionales que existen en otros tipos de medicinas.

La segunda es que los medicamentos tibetanos no se encuentran homologados por las autoridades sanitarias en occidente y son difíciles de conseguir, ya que se fabrican sólo en ciertos países orientales.

Por último, la dificultad de entender una medicina que es inseparable de la espiritualidad del pueblo tibetano.

Aunque no practico este tipo de medicina si que me he acercado a sus fundamentos y he estudiado algunos de sus aspectos, llegando a la conclusión de que son sumamente interesantes y podrían aportarnos un enfoque diferente respecto a los procesos de sanar y enfermar.

Hay un aspecto que no se debe olvidar cuando hablamos de MT, y consiste en entender que para los tibetanos toda actividad vital, y con ella la medicina, no es separable del Dharma. Se conoce como Dharma a aquel conjunto de enseñanzas transmitidas desde Buda Sakyamuni y que constituyen la esencia de la práctica budista.

Por tanto Dharma y medicina, al igual que los conceptos de curación e iluminación, son aspectos inseparables desde el punto de vista de la mentalidad tibetana.

Cuando nos acercamos a la MT, lo primero que habría que considerar es que nos encontramos frente a una medicina que podríamos denominar “sagrada”. Por eso, la práctica médica puede ser considerada como una forma elevada de práctica religiosa, ya que mediante ella tratamos de beneficiar a los seres humanos y aliviarles del sufrimiento, finalidad compartida con el Dharma budista.

Según la tradición tibetana, la enseñanza de la medicina provienen del mismo Buda Sakyamuni, el cual, en forma de Bhaisajyaguru (Sam-la), enseñó dicho arte a cuatro grupos de discípulos: los rishis, los no budistas, los dioses y los budistas.

Las enseñanzas de Buda fueron recogidas en dos diferentes sistemas: los Sutras y los Tantras. En lo referente a la medicina, podemos decir que los Sutras recogen el aspecto somático o corporal del tratamiento de las enfermedades, mientras que los Tantras recogen el aspecto alquímico o transformacional del ser.

Así, desde los orígenes de su práctica, los médicos tibetanos utilizaron la medicina somática para tratar aspectos comunes de las enfermedades y el Sistéma Tántrico de curación para tratar los aspectos sutiles de las mismas.

Históricamente el aspecto técnico de la MT fue tomando cuerpo a finales del siglo VII de nuestra era, gracias al monarca tibetano Songtsen Gampo, el cual se propuso la tarea de reunir en el Tíbet lo mejor del conocimiento científico de la época en el campo de la salud.

Para ello se organizó un gran encuentro entre todos los más destacados representantes de la ciencia médica de entonces, una especie de lo que hoy sería un congreso multidisciplinar, con los mejores expertos de las diferentes culturas vecinas e incluso lejanas. Reunidos en Tíbet durante un largo periodo, compilaron todo el saber médico de la época.

La MT está formada, pues, por un complejo sistema de conocimientos diversos en los que se agrupan los elementos más destacados de las medicinas tradicionales cercanas. Es por eso que se encuentran contenidos elementos tan dispares como la anatomía y fisiología humoral de la Medicina Griega, los conocimientos del Prana de la Medicina Ayurvédica, así como descripciones sobre la circulación energética y gran cantidad de remedios de la medicina China, incluso el concepto del Yin y del Yang y una peculiar forma de moxa y acupuntura. También encontramos aportaciones de las terapias externas de la medicina Nepalí y de Mongolia.

El conjunto de las enseñanzas médicas se encuentran recogidos en los llamados Cuatro Tantras. Estos escritos se redactaron en India, aproximadamente hacia el siglo V a.C., siendo posteriormente traducidos al tibetano y corregidos en el siglo VIII d.c. por Yuthok Yonten Gompo.

Según la tradición tibetana, de la garganta de Buda Sakyamuni emanó Amithaba, uno de los Dhyani Budas, quien conociendo el sufrimiento de las personas le pidió al Buda que diera enseñanzas sobre medicina, como una forma de aliviar el sufrimiento de los seres. Cada uno de estos cuatro Tantras fue escrito por uno de los otros cuatro Dhyani Budas (Amogashidi, Ratnasambava, Aksobya y Vairochana).

La MT está formada por un conjunto de conocimientos en los que una gran parte están basados en una minuciosa observación clínica y el seguimiento empírico de los casos y, por otra, y sin que pueda diferenciarse, los elementos creenciales con los que forman una auténtica unidad.

Según la MT existen 84.000 diferentes enfermedades que pueden ser clasificadas en 404 grupos. Cada uno de esos grupos se dividen en bloques de 101 padecimientos.

La MT se basa en una concepción energética del ser humano y una fisiología de tipo humoral. Para MT existen tres humores: bilis, flema y viento, cuya correcta combinación va a permitir el estado de salud del ser humano, y cuya perturbación nos conduce a la enfermedad.

Estos humores corresponden a tres tipos de energía que al mezclarse constituyen la base de los cinco agregados en los que se compone el ser humano (el agregado de la forma, el agregado de las sensaciones, el agregado de la consciencia, el agregado   de la discriminación y el agregado de los factores composicionales).

Cada uno de los humores pueden verse afectados por la acción de los llamados “venenos raíces” (odio, Ignorancia y apego), denominados de esta manera por ser las causas básicas o raíces en las que se fundamenta el sufrimiento de la existencia humana. Así el odio afecta a la bilis, la ignorancia a la flema y el apego al viento.

Por la combinación de los anteriores aparecen los celos y el miedo, y el orgullo y avaricia. La combinación de todos ellos va a dar lugar a todos los demás venenos mentales.

Desde este punto de vista podemos resumir que por la acción de un veneno mental se produce una perturbación en uno de los humores, lo cual repercute en el equilibrio de los demás y esto da lugar a un estado de perturbación y enfermedad en el ser humano.

Por esto, desde el punto de vista de la tradición tibetana, si queremos volver a recuperar nuestra salud desde los aspectos más profundos, no es suficiente con que tratemos los síntomas correctamente, sino que hay que llegar hasta las causas últimas, es decir, hay que neutralizar los venenos mentales que van a causarnos el problema.

Sabemos que para neutralizar un veneno, lo más correcto es utilizar un antídoto. Así, según la tradición budista, disponemos de cinco antídotos principales: la compasión, la sabiduría, la satisfacción, la generosidad y el regocijo.

Es por esto que trabajar en el desarrollo de cada una de estas cualidades nos va a alejar cada vez más del veneno correspondiente.

Desarrollar cada cualidad hasta su potencialidad máxima es equivalente a desarrollar el aspecto sanador de cada uno de los cinco Budas Dhyani con los que se relaciona. En esto se basa la PANg- Autocuración-II del Sistema Ngalso.

Las cualidades que tratamos de desarrollar mediante dicha práctica son:

El desarrollo de la sabiduría que corresponde a Vairochana,

La satisfacción que corresponde a Amithaba,

La compasión que corresponde a Aksobya,

La generosidad que corresponde a Ratnasambava

El regocijo que corresponde a Amogasidhi.

 

Podemos entender que en cierto nivel, cada Dhyani Buda, representa un estado purificado de la consciencia donde predomina dicha cualidad y purifica totalmente el veneno mental correspondiente.

Llegado a este punto es muy importante advertir que debemos diferenciar entre lo que es el contenedor y el contenido, es decir, el recipiente en el que se contiene una enseñanza y la esencia de las enseñanzas en sí.

En este caso el contenedor es la tradición y la cultura tibetana, y el contenido un conjunto de preciosas enseñanzas que, sin necesidad de asumir total o parcialmente el contenedor, nos pueden ayudar al desarrollo personal y a nuestra salud, aquí, ahora, en nuestra cultura y en nuestro mundo.

Considero fundamental no caer en el error que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia de la humanidad que por desconocer o por no compartir el recipiente se ha perdido también el contenido.

Así, en un formato ancestral y con un lenguaje que nos puede resultar extraño, ha llegado hasta nosotros una tradición médica en la que la curación física, emocional y espiritual caminan de la mano. Si somos capaces de superar las barreras culturales que nos separan, podremos encontrar en la Medicina Tibetana un profundo tesoro de sabiduría y de paz.