Consejos dietéticos para la menopausia

Consejos dietéticos para la menopausia

alimentación menopausiaEs importante resaltar que la menopausia no constituye en sí misma ninguna enfermedad, como algunos parecen entender, sino una etapa más de la vida de la mujer. Como quiera que dicha etapa coincide con una edad en torno a los cincuenta años, y con ciertas modificaciones hormonales, se produce un aumento del riesgo de padecer ciertos procesos, cosa que, por otro lado, también sucede en los varones de la misma edad como fruto del proceso propio de envejecimiento.

Es por eso que, como en cualquier otra etapa de la vida, una alimentación sana y adaptada a las circunstancias fisiológicas, será bastante conveniente para mantener una buena salud.

A continuación expondré algunas sencillas indicaciones en relación con la alimentación aconsejable en la menopausia:

  • Llevar a cabo una adecuada ingesta de fibra a través de los alimentos integrales
  • Tomar abundantes frutas y verduras frescas, unas cinco raciones al día.
  • Siempre que no estén contraindicados, es aconsejable tomar alimentos ricos en fitoestrógenos, tales como el tofu, miso, lino, dátiles, cerezas, etc.
  • Aumentar el consumo de ácidos grasos omega-3 (pescados azules, nueces)
  • Utilizar otras fuentes de calcio alternativas a los lácteos, tales como semillas de sésamo, frutos secos, nabos, salmón, almendras, algas, etc.
  • Limitar, también, la ingesta de productos que podrían desencadenar sofocos, tales como el café, los picantes, alimentos muy calientes, etc.
  • Limitar el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas (carnes, lácteos, aceite de coco, etc.)
  • Mantener una buena hidratación
  • Limitar la ingesta de sal
  • Evitar los azúcares refinados y la bollería industrial

En realidad, si reflexionamos un poco, dichos consejos dietéticos, son aplicables también, con alguna matización, para cualquier persona que quiera mantenerse un adecuado aporte nutricional.

Los alimentos funcionales, ¿qué son?

Los alimentos funcionales, ¿qué son?

alimentos funcionalesPor Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del CMI Dr. Nougués

En el marco de una sociedad cambiante, objeto del sistema de superproducción, la escasez de tiempo, los hábitos de vida poco saludables, la gran prevalencia de enfermedades crónicas (cada vez más numerosas)…, surgen los denominados “alimentos funcionales”, como una alternativa y solución para corregir los grandes desequilibrios y deficiencias nutricionales que padece la población; situación contradictoria sin duda, con la superabundancia y el gran desarrollo de los países del primer mundo.

La obesidad por ejemplo, es una de las enfermedades (diana clave), para su desarrollo, dado que su prevención es el problema nutricional más importante y uno de los retos sanitarios prioritarios en las sociedades occidentales. En líneas generales, se pueden definir diversas estrategias para el diseño de alimentos funcionales para el control del peso corporal; unas dirigida a la inhibición de la ingesta o limitando la biodisponibilidad de nutrientes, otras produciendo un descenso en el contenido calórico de los alimentos, también estimulando el gasto energético (termogénesis); y finalmente regulando de la distribución de nutrientes entre tejidos limitando el acumulo de grasa.

Por tanto, el abandono de los buenos hábitos alimenticios y el empeoramiento de la calidad de la dieta, se convierten en el elemento justificativo de la gran demanda actual, de este tipo de alimentos. Pero sabemos realmente qué es un alimento funcional, a quién/es van dirigidos, cuáles son las propiedades que se le atribuyen… Al respecto, todas y otras cuestiones intentaremos ir descifrándolas.

 

1. ¿Qué es un alimento funcional? Propiedades atribuidas.

     En la literatura, dicho término se suele abreviar con las siglas AF. Se trata de alimentos elaborados no sólo por sus características nutricionales sino también para cumplir una función específica como puede ser el mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer enfermedades, ya que independientemente del aporte de nutrientes, han demostrado a nivel científico tener efectos positivos sobre una o varias funciones del organismo. Pero en ningún caso esto los convierte en posibles sustitutivos de comida, sino que deben consumirse como parte de una dieta sana y equilibrada, en la misma cantidad que pueda tomarse cualquier otro alimento en nuestra dieta y acompañados de un estilo de vida saludable.

Alimento funcional puede ser desde un alimento natural, un alimento al que se ha añadido un componente, o un alimento al que se le ha quitado un componente mediante medios tecnológicos o biológicos. También puede tratarse de un alimento en el que se ha modificado la naturaleza o biodisponibilidad de uno o más de sus componentes, o cualquier combinación de estas posibilidades. Por tanto podemos clasificarlos en:

– alimentos naturales

– alimentos enriquecidos en algún nutriente específico

– alimentos a los que se les retira algún nutriente

– alimentos con adición de sustancias biológicamente activas

– probióticos 

Sin embargo y pese a toda la información existente, hasta el momento no han sido definidos por la legislación Europea.

 

2. ¿Qué tipo de alimentos funcionales existen actualmente en el mercado?

Destacan por ejemplo: las leches enriquecidas (con calcio, ácidos grasos omega-3, ácido oleico ó vitaminas), los zumos de frutas, los cereales, los huevos. 

3. Segmentos de población a los que van destinados

 Este tipo de alimentos  puede formar parte de la dieta de cualquier persona. Pero además, están especialmente indicados en aquellos grupos de población con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), estados carenciales, intolerancias a determinados alimentos, colectivos con riesgos de determinadas enfermedades (cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis, diabetes, etc.) y personas mayores.

 

4. ¿Tienen efectos negativos para la salud?

Los alimentos funcionales pueden contribuir a mejorar el estado de salud aunque no sean la solución a todos los problemas nutricionales. Sin embargo, la oferta creciente en los supermercados de alimentos a los que se ha añadido (o de los que se ha eliminado) uno o varios nutrientes, o modificado su biodisponibilidad, convive con la desconfianza de una parte de la población a los efectos sobre la salud que alegan. El desarrollo de los alimentos funcionales se tiene que producir, así, con unas reglas del juego claras:

  • Las pruebas científicas que avalen las alegaciones de salud han de responder a los estándares avalados por la comunidad científica y ser públicos.
  • El etiquetado ha de proporcionar una información veraz y no susceptible de llevar a engaño a los consumidores.
  • La Unión Europea se ha de dotar de normas lo más claras posibles que permitan, al mismo tiempo, la innovación de la industria y la defensa de los intereses de los consumidores.
  • Las administraciones públicas han de garantizar el cumplimiento de la normativa.
  • Simultáneamente se tienen que dar pasos para mejorar la formación y la información de los ciudadanos sobre la alimentación.

Un marco con estos elementos ha de permitir minimizar los riesgos para la salud asociados a la utilización de los alimentos funcionales.

El organismo responsable de los mismos en la Unión Europea, se denomina

FUFOSE (Functional Food Science in Europe),  y es el encargado de regular las alegaciones sanitarias, es decir, la información dirigida al consumidor sobre los efectos favorables que este tipo de alimentos ejercen para la nutrición y para la prevención de enfermedades.

Esperamos haber aclarado e informado sobre la realidad existente acerca de este tipo de alimentos, cada vez más utilizados en la sociedad actual.

 

 

Substancias con carácter dopante

Substancias con carácter dopante

dopingPor Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del CMI Dr. Nougués Lo primero de todo al hablar de dopaje o doping, es saber a qué nos referimos con este término. Pues bien, de acuerdo a la definición de la Agencia Mundial Antidopaje, el doping es la violación a cualquiera de estas reglas:

  1. La presencia de una sustancia prohibida, sus metabolitos o marcadores, en el cuerpo de un atleta.
  2. El uso, o intento de uso, de una sustancia o método prohibidos.
  3. Rehusarse a suministrar una muestra, no hacerlo sin causa justificada, o evadir de cualquier modo la recolección de muestras.
  4. No estar disponible para las pruebas fuera de competición, no presentar los papeles debidos, o no indicar dónde se encuentra en todo momento (en tres ocasiones a lo largo de 18 meses)
  5. Hacer trampa, o intentar hacer trampa de cualquier forma durante los controles.
  6. La posesión de sustancias prohibidas o de métodos prohibidos.
  7. La compraventa o intento de compraventa de sustancias prohibidas o de métodos prohibidos.
  8. Administrar o intentar administrar sustancias o métodos prohibidos a un atleta, o ayudar, alentar, asistir, encubrir o entrar en cualquier tipo de complicidad que involucre una violación o intento de violación de una regla antidopaje.

En la actualidad son numerosas las noticias que se pueden escuchar al respecto, frente a los múltiples y numerosos estudios e investigaciones que ratifican sus efectos contraproducentes y la no necesidad de su uso; estando a favor de  hábitos saludables y una alimentación sana  para lograr y garantizar el máximo rendimiento deportivo, sin necesidad de sustancias extrañas para nuestro organismo. En cualquier caso son múltiples las acciones que siguen llevándose a cabo, y que nunca saldrán a la luz. La mayoría de los casos de los últimos años se vincula a la creatina, un compuesto nitrogenado que se acumula en los músculos esqueléticos unido a una molécula de fosfato, y que sirve como fuente inmediata de energía para la contracción muscular algo especialmente importante para los ejercicios breves y de alta intensidad. Al no figurar en las listas de sustancias prohibidas, se ha convertido en los últimos años en un producto de moda entre los deportistas, pese a que algunos estudios sugieren que su uso puede estar ligado a una mayor incidencia de cáncer. En el caso de jóvenes y adolescentes, la situación es aún más preocupante y seria, pues lejos del objetivo/fin de la práctica de ejercicio/actividad física: salud, bienestar, calidad de vida…, llegar a esta situación resulta contradictorio y paradójico, poniendo en riesgo la salud. Aún a esta edad se está dando el crecimiento y si a la toma de este tipo de sustancias añadimos las restricciones que se realizan en el patrón de comidas del deportista, la situación puede ser comprometida. Deben ser inculcadas las buenas prácticas y dentro de ellas las relativas a la alimentación son tan importantes como cualquier otra. La buena práctica deportiva, apoyada de una alimentación equilibrada y estructurada, considerando desde las características del individuo para el cálculo de sus necesidades, hasta la intensidad y tipo de actividad, períodos de entrenamiento y competición…, es clave para la mejora del rendimiento del deportista; nada por sí es milagroso y menos aún en cuestión de horas/días por la toma de un compuesto determinado. Gracias a la regulación existente en nuestros días y la relevancia del tema, a lo largo de los años han sido censuradas muchas sustancias, siendo todas sometidas a estudios científicos para confirmar o no las supuestas propiedades atribuidas. Una muy conocida, como es la cafeína, fue una de las últimas en ser excluida de la lista, pues lejos de lo que se pensaba, no presenta carácter dopante. En el siguiente enlace podéis encontrar más información: http://www.aea.gob.es/media/219709/listado%202011%20y%20mod.pdf Atletismo, ciclismo, halterofilia y natación son algunos de los deportes más ligados a las prácticas de dopaje.

Frambuesas y obesidad

Frambuesas y obesidad

frambuesasSon muchas las personas que cuando llega la época estival, y con ella el buen tiempo que nos invita a ir a la playa o a lucir ropas más livianas, sienten la necesidad de rebajar algunos de los kilos que han podido acumularse, sobre todo, debido a un excesos de ingestión alimentaria que suele producirse durante los meses más fríos. Pero hay personas que sin saber muy bien por qué, acumulan más grasas de la que debieran, a pesar de no haber realizado grandes transgresiones dietéticas. ¿A qué se debe eso? Hoy día sabemos que las células adiposas segregan una substancia, la adiponectina, que juega un importante papel en la regulación del metabolismo de la glucosa, también en el de las grasas y que posee, además, una importante acción antiinflamatoria. Cuando sus niveles son bajos, y esto puede estar determinado genéticamente, se produce un mayor acúmulo de grasa en el organismo, así como una mayor tendencia a la diabetes y a los problemas cardiovasculares. Por tanto, si la adiponectina está baja se acumula más grasa y si está en niveles normales, no. La naturaleza nos ofrece una fruta, las frambuesas que, cuando están maduras son ricas en un compuesto fenólico, las cetonas de frambuesa, también llamadas substancia RK, por sus siglas en inglés (Raspberry Ketones), las cuales son responsables del aroma de dicha fruta y son utilizadas tanto en cosmética como en la industria alimentaria en forma de aditivo. Según parece las RK aumentarían la oxidación de los ácidos grasos y también los niveles de adiponectina, con lo que disminuiría el acúmulo de grasas en el organismo. Las RK se les ha llegado a considerar, pues, como un potente quema grasas. Aunque está considerada como un medicamento seguro por la FDA, no debemos olvidar que las RK también aumentan los niveles de norepinefrina, substancia esta que podría producir palpitaciones y taquicardias, sobre todo en pacientes tratados con algunos psicofármacos. A pesar de todo, lo atractivo del producto he de avisar que, aunque las campañas de marketing y publicidad nos bombardeen con informaciones muy atractivas, no debemos olvidar que en el tema del adelgazamiento no existe ningún producto milagroso que sustituya al sentido común y a una dieta apropiada junto con el ejercicio físico aeróbico de intensidad moderada.

Intolerancias y alergias alimentarias

Intolerancias y alergias alimentarias

Intolerancia alimentariaPor Dª Gracia María Casado, Nutricionista y colaboradora del CMI Dr. Nougués

            En la sociedad actual, cada vez son más numerosos los casos de alergia e intolerancia a determinados alimentos o componentes de ellos, fijaos si no las últimas noticias que fueron apareciendo, pero ¿sabemos cual es la diferencia entre ambos términos?, pues es muy frecuente confundir  en muchos casos una reacción adversa con una alergia. Ante tal situación, el tema ha despertado un gran interés y pese a toda la información disponible, sigue siendo complejo y difícil de abordar.

La alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento o uno de sus componentes, que activa el sistema inmunológico. Un alérgeno (proteína del alimento causante, que en la mayoría de la gente no produce reacciones adversas) provoca una serie de reacciones en cadena en el sistema inmunológico, entre ellas la producción de anticuerpos. Dichos anticuerpos provocan la segregación de sustancias químicas, como la histamina, que produce varios síntomas, como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios. Frecuentemente, las alergias a los alimentos o a sus componentes se heredan, y normalmente se identifican en los primeros años de vida.

Algunas reacciones alérgicas tardan horas o incluso días en desarrollarse desde el momento de la exposición a la proteína extraña. Normalmente se denominan «reacciones de hipersensibilidad retardada».

Normalmente, la respuesta inmunitaria del cuerpo lo protege contra sustancias potencialmente nocivas, como bacterias, virus y toxinas.

La lactancia  es un momento crucial, ya que diferentes estudios demuestran que los bebes alimentados con leche artificial son más propensos a padecer alergias alimentarias. La leche materna es rica en IgA (inmunoglobulina A), que es una proteína del sistema inmune. La IgA protege a los lactantes de poder padecerlas.

La intolerancia alimentaria afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico del cuerpo. Un buen ejemplo es la intolerancia a la lactosa, que se da en ciertas personas por la carencia de una enzima digestiva llamada lactasa, que descompone el azúcar de la leche. Por tanto se dan cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes. Mientras que las personas que tienen realmente alergias alimentarias necesitan generalmente eliminar el alimento causante de su dieta, las personas que sufren una intolerancia pueden consumir pequeñas cantidades del alimento o del componente alimenticio, sin que se den síntomas, excepto en el caso de personas que sean sensibles al gluten o al sulfito.

Las alergias alimentarias frecuentes suelen iniciarse en la infancia, si bien pueden comenzar a cualquier edad. Afortunadamente, muchos niños (población diana para ellas) superan las alergias a la leche, la soja, los huevos y el trigo una vez alcanzados los 5 años de edad, con sólo evitar el consumo de estos alimentos cuando son pequeños, y posteriormente podrán comenzar a introducirlos de manera progresiva en su alimentación, siendo en muchos casos bien tolerados y sin reacción. Sin embargo, también existen algunas mantenidas de por vida, como puede ser la alergia al marisco.

Ninguna alergia alimentaria tiene cura, pero con la eliminación total del alergeno, se evitan una infinidad de síntomas o manifestaciones clínicas desagradables.

Aunque se pueden dar reacciones alérgicas a cualquier alimento o componente del mismo, algunas se dan con mayor frecuencia que otras. Los alérgenos alimenticios más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, el trigo, el chocolate, el pescado y crustáceos, las frutas, los cacahuetes y los frutos secos., como las nueces.

En el caso de las intolerancias alimentarias, las más comunes son a la lactosa y al gluten.

Una vez más el etiquetado alimentario es la vía para que los consumidores obtengan información sobre los productos que quieren comprar. Si los consumidores siguen correctamente la información que aparece en las etiquetas (como las fechas de caducidad, instrucciones de manipulación y advertencias relacionadas con alergias), se pueden evitar enfermedades transmitidas por alimentos y reacciones alérgicas innecesarias.

Durante la fabricación de alimentos procesados hay que tener cuidado de que los productos no se contaminen con los alérgenos de otros empleando prácticas apropiadas de separación e higiene. No obstante, puede ocurrir que, por ejemplo, un producto que no incluya los frutos secos en su elaboración contenga algún rastro de alérgenos de frutos secos al haberse producido en las mismas instalaciones que un producto que sí los contiene. En la mayoría de los casos, la probabilidad de este contacto cruzado aparece voluntariamente en el etiquetado del envase indicando: “Puede contener…”, ofreciendo una información muy importante a los consumidores.

 

 

¿Mantequilla o margarina?

¿Mantequilla o margarina?

mantequilla o margarinaPor Dª Gracia María Casado, nutricionista y colaboradora del CMI Dr. Nougués En numerosas ocasiones se plantea la duda de cuál de las dos opciones es la mejor, o bien ya tenemos una idea preconcebida, pero quizás no es la más correcta y mucho menos, la más saludable. Ambos productos son emulsiones de agua en grasa, lo que las diferencia es el tipo de grasa utilizada, así mientras la mantequilla utiliza la grasa de la leche animal, la margarina se vale de las grasas vegetales. Partiendo de esta idea, a priori la margarina debería de ser más saludable, ya que utiliza grasa vegetal que es más beneficiosa para el organismo al contener menos ácidos grasos saturados y menos colesterol, sin embargo el proceso tecnológico de conversión de las grasas vegetales para hacer margarina origina los famosos ácidos grasos “trans” y hace dudar de lo saludable de este producto.

  1. Mantequilla:

Históricamente, ha sido siempre un producto caro que tan sólo podía ser adquirido por los sectores más privilegiados de la población, hoy en día todo eso ha cambiado y es un producto de uso común y diario. Se podría definir como la emulsión de agua en grasa, resultante del desuero, lavado y amasado de los conglomerados de grasa, que se forman por el batido de la crema de leche y es apta para consumo, con o sin maduración biológica producida por bacterias específicas. Por tanto, es un alimento muy graso, rico en grasa saturadas y colesterol y consecuentemente muy calórico. Dado que la mayor parte de la mantequilla es grasa láctea, es importante también su contenido en vitaminas liposolubles, (A y D, si bien puede ser variable según la alimentación del ganado y la época del año). En principio no es un alimento que esté reñido, salvo especiales condiciones de salud (sobrepeso-obesidad, trastornos cardiovasculares y alteraciones de los lípidos en sangre como la hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia), con una dieta sana y equilibrada, siempre y cuando su consumo sea ocasional y moderado.  Inclusive su ingesta puede ser una fuente interesante de grasa para quienes necesiten un mayor aporte energético, como personas delgadas, desnutridas, deportistas y quienes realizan un trabajo físico intenso.

  1. Margarina:

Término genérico con el que se denominan distintos tipos de grasas usadas como sustitutos de la mantequilla. Con aspecto similar a ella, es más untuosa, debido al proceso de hidrogenación al que son sometidas las grasas y en el que se forman nuevos ácidos grasos saturados (llamados «trans») mientras que parte de los insaturados pierden su configuración original. Salvo que se modifique el contenido en grasa, el aporte calórico es similar al de una mantequilla, las únicas diferencias si comparamos la composición nutricional radican en: – ausencia de colesterol, puesto se elaboran a partir de grasas vegetales, así que cuidado con la publicidad engañosa, en la que nos afirman ser “bajas en colesterol” – contenido en vitaminas es añadido – pueden contener aditivos (conservantes, colorantes y aromatizantes para imitar el color, olor y sabor de la mantequilla)   Puestos a usar una grasa ¿por qué no usamos aceite de oliva o de semillas?, ellos no ofrecen dudas.

Saber alimentarse

Saber alimentarse

saber alimentarse“Nadie duda hoy día de la importancia que tiene en nuestras vidas el modo en el que comemos y nos alimentamos, así como la repercusión de dichos hábitos dietéticos en el mantenimiento y la conservación de la salud, la mejora de los procesos de envejecimiento y la calidad de nuestra vida.

A pesar de todo ello, con frecuencia, recibo pacientes a los que tras el diagnóstico de una enfermedad o después de una operación se les dice “usted puede comer lo que quiera”.  Pero cuando dichos paciente lo hacen, porque se lo ha indicado su médico, constatan que dicho consejo no es el más apropiado y en lugar de sanar se encuentran peor.

Recuerdo un día en el que visitaba a una querida amiga que había sido sometida a una complicada operación abdominal. Tras despertar de la anestesia no tuvieron otra idea para comenzar la alimentación que servirle tortilla a la francesa y pescado en adobo, ¡quien sería el lince que diseñaba el menú!

Y es verdad que los seres humanos tenemos una gran capacidad de adaptación a la hora de consumir distintos tipos de alimentos y probablemente sea la especia que tiene más variabilidad alimentaria, pero si tenemos en cuenta que no existe especie alguna en el planeta que sea capaz de comer cualquier cosa, en cualquier cantidad, y en cualquier época del año o momento del día, habremos de reflexionar acerca de si nosotros podemos hacerlo o no.

Si damos a un perro el alimento del canario, enfermará gravemente. Igual si hacemos lo contrario. Pero tenemos la idea que los seres humanos, al ser “omnivoros”, podemos comer “de todo”, en cualquier momento y en cualquier cantidad.

Para los humanos el acto de comer es más que la mera satisfacción de una necesidad biológica, para nosotros es un hecho social y cultural, pero el proceso íntimo de la nutrición no deja de ser más que un acto fisiológico y, por tanto, sigue unas reglas según nuestra propia naturaleza. Eso no deberíamos olvidarlo. Somos naturaleza y hemos de seguir sus leyes.

Por otro lado, el arte de bien comer, tampoco debiera convertirse en una especie de tortura cotidiana en la que quedamos atrapados entre distintas elecciones culinarias y sentimos un cierto remordimiento en caso de ingerir algo poco apropiado.

A veces no podemos elegir lo que sería ideal, pero siempre podemos tener ciertas opciones respecto a cómo alimentarse más correctamente. Con frecuencia escucho la excusa de “es que yo como mucho fuera”, y ciertamente eso puede entrañar una determinada dificultad, pero en mi caso, que he comido también mucho fuera, no recuerdo nunca que un camarero me obligase a tomar lo que no quería sino que siempre me sirvieron lo que les pedí. Así que en última instancia, y dentro de lo posible, fui yo quien decidió que tomar.

Así que, como en la mayoría de las cosas que nos atañen, una gran parte de responsabilidad hemos de asumir respecto al modo en el que nos alimentamos.

Desde mi punto de vista no existe una dieta única y universal que sirva para todas las personas. Lo que comemos nosotros en verano con temperaturas próximas a los 40º y con un trabajo sedentario, debiera ser distinto de lo que consume un minero que habita en climas fríos. Es de sentido común.

Por eso, tener en cuenta la edad, el tipo de trabajo, el clima y las peculiaridades individuales de cada persona son factores fundamentales a la hora de elegir una buena alimentación.

Existen una serie de consejos generales, pero siempre hay que individualizarlos. Una dieta apropiada ha de ser rica en frutas y verduras, preferentemente ecológicas y de temporada. Las legumbres y los cereales, salvo que exista alguna contraindicación, debieran estar presente y el pescado, la carne y los huevos, si no se es vegetariano, podrían consumirse de 1-2 veces a la semana. Otros aportes de proteínas como el tofu, el temphe, etc, pueden estar indicados en ciertos casos.

Evitar los productos envasados, de sobres, precocinados, así como el uso de conservantes y exceso de aditivos químicos también es algo a considerar.

Por último, la calidad del agua no ha de olvidarse, ya que  es aconsejable ingerir  unos dos litros al día de agua de buena calidad para el correcto funcionamiento del organismo.

Algunos se preguntarán que no he mencionado los lácteos. ¿Qué sucede con ellos? ¿Qué ocurre con el famoso calcio y el miedo a perderlo?…. Este es un bonito y complejo asunto al que dedicaré unas palabras en otro momento.” (ANF)

Día Mundial de la Salud

dia mundial de la salud“Celebramos hoy el Día Mundial de la Salud, fecha que fue instituida como conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud en el año 1948. Cada año se dedica a un problema sanitario concreto. Este año el tema escogido ha sido la hipertensión (HTA).

La hipertensión arterial (tensión alta) es conocida también como “el asesino silente” ya que de una manera callada e insidiosa va afectando al organismo, sobre todo a nivel vascular, de tal manera que cuando aparecen clínicamente los primeros síntomas es ya demasiado tarde para revertirlos.

La hipertensión se relaciona sobre todo con complicaciones a nivel cardiovascular, que pueden afectar a la vista, a los riñones, corazón o cerebro, entre otros
órganos. Si se asocia a otros factores de riesgo como la diabetes o la obesidad, se incrementa la posibilidad de una mayor y más precoz afectación del organismo. hipertensión

Según nos muestran las estadísticas la HTA, la padecen en el mundo uno de cada tres adultos, aumentando la proporción con la edad. Pero hemos de saber que es una patología sobre la que podemos actuar mediante acciones preventivas. Las más importantes son:

  • Mantener una dieta equilibrada, con abundante proporción de frutas y verduras
  • Moderar y disminuir la ingestión de sal
  • Evitar la ingestión excesiva de alcohol
  • Mantener un peso apropiado
  • Hacer ejercicio físico con regularidad
  • Evitar el consumo de tabaco

Desde el punto de vista de la Medicina Integrativa, además de los fármacos convencionales, disponemos de una serie de productos sencillos y fáciles de consumir que resultan de ayuda para el control de la HTA, como por ejemplo el ajo, condimento culinario que encontramos en la mayoría de nuestras cocinas, y que entre sus numerosas virtudes se encuentra la de mejorar la tensión arterial.

ajo-HTAEl magnesio, bien como suplemento o bien a través de los alimentos ricos en él, es también bastante útil para la HTA.

Plantas como el espino blanco, las hojas de olivo y la pasiflora (cuando existe un componente emocional) son también bastante útiles, así como ciertos suplementos como por ejemplo el Coenzima Q-10, resultan apropiados para estos casos.

Disponemos también de otros muchos tratamientos eficaces para el control de la HTA como la acupuntura, la homeopatía o el entrenamiento en técnicas de relajación, que se ha demostrado especialmente útil en las personas con un componente importante de somatización.

Más allá de este comentario sobre la HTA, el Día Mundial de la Salud, debiera estimularnos a reflexionar sobre los modos más adecuados para aplicar los cambios necesarios en orden a promover la salud en nuestras vidas y facilitar el mantenimiento de la misma en nuestros ambientes.» (ANF)

La importancia de la hidratación

La importancia de la hidratación

hidratarse“En la medida que se va aproximando el tiempo más caluroso y las pérdidas de líquido se harán más ostensibles, hemos de recordar la importancia que tiene mantener la hidratación apropiada. El agua es imprescindible para la vida y un elemento crucial en el mantenimiento de nuestra salud. Somos agua en 2/3 de nuestra composición, y el agua juega un papel fundamental en la conservación de la composición del medio interno. Es el disolvente universal, diluye los tóxicos y ayuda a su eliminación a través de los emuntorios; favorece la correcta hidratación de la piel; es la base de  nuestra sudoración, lo cual contribuye a mantener la temperatura y a eliminar toxinas; favorece el peristaltismo intestinal y los estados de relajación; etc. En un adulto sano, deshidrataciones del 2,8% del peso corporal, debido al calor o al ejercicio intenso,  conlleva una disminución de la concentración, del rendimiento físico, de la memoria a corto plazo, un aumento del cansancio, cefaleas y reducción del tiempo de respuesta. Para la correcta hidratación hemos de ingerir cada día unos 3 litros de agua, que podrán distribuirse del siguiente modo: aproximadamente 1.5 litros de agua o infusiones y el resto a través de bebidas lácteas o de soja, zumos de frutas, bebidas refrescantes acalóricas y bebidas carbonatadas. Hay, además, un aporte de agua a través de los alimentos, sobre todo en aquellas dietas ricas en frutas y verduras. No debemos, pues, olvidar que el correcto aporte de agua diariamente constituye una parte importante de nuestra alimentación y, por tanto, de nuestra salud” (ANF)

Dieta y cáncer

Dieta y cáncer

dieta y cancer“Los alimentos que consumimos juegan un papel fundamental en nuestra salud. Esto parece estar claro hoy día. Pero a pesar de las evidencias científicas actuales, todavía no ha sido incorporado del modo que debiera a la práctica clínica de muchas especialidades médicas.

Así por ejemplo, tenemos que en el primer informe global sobre dieta y cáncer publicado en 1997 por el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer junto con el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, y en el que se evaluaron más de 4.000 estudios sobre dieta y cáncer, no deja lugar a dudas sobre la íntima relación entre ambos aspectos.

De tal manera es así que, según dicho informe, se estima que un cambio en la dieta puede reducir la incidencia global de cáncer entre un 30 y un 40 por ciento, lo que equivale a entre tres y cuatro millones de casos anuales en todo el mundo.” (ANF)