Comida rápida, comida lenta

Comida rápida, comida lenta

A pesar de los avances sanitarios de los que disponemos hoy día, el ritmo de vida acelerado en el que vivimos las sociedades occidentales ha traído consigo numerosos problemas de salud. Y no sólo me estoy refiriendo a toda aquella patología física y mental relacionada con el estrés, sino que este estilo de vida ha contribuido de manera alarmante a la implantación de la llamada “comida rápida” o “Fast Food”. En nuestro medio estamos hablando de las hamburguesas, perritos calientes, nuggets de pollo, alitas de pollo, tacos, shawarma, congelados listos para freír, etc. Algunos nutricionistas  han denominado a esta forma de alimentación como “comida basura”.

Sigue leyendo
Las Algas, alimentos de presente y de futuro

Las Algas, alimentos de presente y de futuro

Las nuevas tendencias gastronómicas de los últimos tiempos han aportado al público en general el conocimiento de una serie de ingredientes que, siendo de uso cotidiano en otras culturas, son desconocidos o poco usados en la nuestra. Uno de ellos son las algas, de las que me gustaría comentar algunas de sus características dietéticas y nutricionales.

Hasta hace no mucho el consumo de algas se encontraba limitado a ambientes veganos, vegetarianos y poco más, pero en la actualidad el creciente éxito de los restaurantes asiáticos y los de fusión internacional han conseguido que las algas lleguen a ser bastante más degustadas y consumidas por un mayor número de personas.

Sigue leyendo
Cómo alimentarse bien

Cómo alimentarse bien

Si la alimentación es un elemento importante para el mantenimiento de la salud, como parece estar ampliamente demostrado, cómo es que se les dice a muchos pacientes que coman lo que les dé la gana. La verdad es que sorprende mucho esta afirmación, pero es una de las cuestiones que frecuentemente me plantean un gran número de personas: “He ido a revisión con el especialista y me ha dicho que coma lo que quiera, que la alimentación no influye en lo mío”

-Pues será usted un caso único,- les respondo,-porque por lo que sabemos en la actualidad, la alimentación sí que influye en la salud.

No soy de los que le gusta exagerar las cosas, pero si admitimos que alimentarse correctamente ayuda a la prevención y curación de muchas patologías, ¿no deberíamos prestarle algo más de atención? Sigue leyendo

¿Es la leche de vaca saludable?

¿Es la leche de vaca saludable?

Hay muchas personas que toleran mal la leche y, a pesar de ello, siguen tomándola. Existe una poderosa razón para esto: el miedo que la industria láctea se ha encargado de promover mediante el cultivo de la creencia de que si no tomas leche estás mal alimentado.

Cuando a estos pacientes les digo algo tan sensato como que si tolera mal la leche pues que entonces no la tome, me contestan asustados: “¿y cómo voy a obtener calcio para los huesos?” A veces les respondo con otra pregunta, “¿a ver, dígame cuánta leche bebe una vaca lechera? O ¿de dónde saca el calcio para sus huesos y para fabricar la leche la vaca? Pues de la hierba, suelen responderme. De hecho, algunas marcas de leche resaltan como un valor adicional que sus vacas sólo se alimentan de pastos frescos naturales. Eso quiere decir que es posible conseguir calcio de otros alimentos diferentes a la leche, ¿no? Sigue leyendo

Resveratrol, el secreto del vino tinto

Resveratrol, el secreto del vino tinto

Hace unos años que un estudio epidemiológico en Francia sobre la incidencia de enfermedades cardiovasculares, daba al traste con los paradigmas nutricionales vigentes. Dicho estudio revelaba el hecho contradictorio de que una población con un alto consumo de grasas saturadas, tabaquismo y poca actividad física, tuviese un sorprendente menor indice de patología cardiovascular, sobre todo coronaria. Dichas cifras eran inferiores a otras poblaciones con una alimentación supuestamente más sana. A este hecho se le denominó “la paradoja francesa”. Sigue leyendo

10 consejos para elegir nuestras verduras

10 consejos para elegir nuestras verduras

verdurasLas verduras han de ser uno de los alimentos que no han de faltar en las dietas saludables. Gracias al aporte de fibra, vitaminas, minerales y otros nutrientes, se consideran, por lo general, alimentos especialmente sanos.

Ante la proliferación de verduras envasadas en los supermercados y la dificultad que tenemos para escoger bien nuestra compra, debido al acelerado ritmo de vida moderno, no siempre las elegimos de forma apropiada.

A continuación expondré algunos consejos sencillos para ayudarnos a que dicha elección sea mejor: Sigue leyendo

Consejos para una flora intestinal sana

Consejos para una flora intestinal sana

Me da la impresión de que la mayoría de las personas, incluso algunos profesionales de la salud, todavía, no son conscientes de la importancia que tiene para la salud el mantenimiento del buen estado de la flora intestinal. Tal vez sea porque desconocemos las repercusiones que su alteración produce en el resto del organismo.

Como anécdota contaré que hace un par de años, traté con éxito a un paciente que padecía una disbiosis intestinal. Cuando dicho paciente se lo comentó al médico de cabecera, éste le respondió “¿qué es eso de la disbiosis? Nunca he escuchado hablar de ello”. Sigue leyendo

Nuevos horizontes en nutrición y alimentación humana

Nuevos horizontes en nutrición y alimentación humana

nuevos horizontes en nutriciónUna de las características que toda ciencia ha de poseer es la de mantenerse en continua renovación a través de la constante búsqueda de nuevos conocimientos, de tal manera que puedan confirmarse las hipótesis existentes o bien modificarse lo que de una materia en cuestión se conoce en cada momento, en función de las nuevas evidencias que vamos descubriendo.

Todo esto quiere decir que, en muchas ocasiones, lo que se ha venido sosteniendo a lo largo de unos años, de pronto, se convierte en algo obsoleto y totalmente superado, incluso a veces se pasa a defender justo lo contrario.

Así, en muchas ocasiones, podemos comprobar que lo que la ciencia defiende en unas fechas, con el paso del tiempo, es rebatido por los nuevos descubrimientos.

Por ejemplo, cuando era estudiante de medicina, se me decía que las personas con colesterol alto no debían tomar nunca pescado azul. Hoy día se preconiza justo lo contrario y se le indica al sujeto con colesterol alto que coma sardinas, caballa, etc.

También se me decía que había que  limitar el consumo de aceite de oliva, puesto que aportaba una gran cantidad de grasas al organismo y, según la hipótesis vigente en aquellos momentos, eso era algo poco recomendable. Sin embargo, hoy día se ensalza el aceite de oliva como una alimento de primer orden para la salud, incluso se le atribuyen unas propiedades tan maravillosas que hace que se clasifique dentro de los alimentos funcionales.

Actualmente, sobre todo a nivel de investigación, está surgiendo un cambio de paradigma que hace que se tambaleen los pilares de lo que hasta estos momentos se viene proponiendo en el ámbito de la nutrición y alimentación humana.

Hasta hace poco se pensaba que era especialmente bueno para la salud una dieta baja en grasa y rica en cereales, de tal manera que el aporte de hidratos de carbono en la dieta fuera, aproximadamente de un 60% del total de las calorías ingeridas. Pero en estos momentos existen corrientes dietéticas que indican que no se debería sobrepasar el 40% en lo que a hidratos de carbono se refiere.

En las últimas décadas ha habido una auténtica campaña de demonización de las grasas, debido a la creencia de que consumir grasas aumentaba el peligro de enfermedades cardiovasculares al elevar el colesterol. Pero muchos estudios actuales demuestran que esto no es cierto y que las diferencias de colesterol en la dieta no se traducen en mayor riesgo cardiovascular.

Hoy día sabemos que dicha hipótesis de las grasas tiene muchas lagunas, ya que la aparición de las enfermedades cardiovasculares dependen de la alteración a nivel del endotelio vascular y esto se debe a otros factores distintos de las grasas. También sabemos que los factores de riesgo cardiovascular más importantes son los radicales libres, la inflamación silente, el tabaco, el consumo de azúcar, el sedentarismo, el sobrepeso y el estrés. Es en el control de estos factores hacia donde deberíamos enfocar todo el esfuerzo preventivo en lo que se refiere a las enfermedades cardiovasculares

Otro aspecto que va cambiando en estos últimos tiempos es lo referente al consumo de cereales.

Durante mucho tiempo se ha creído que consumir cereales era algo especialmente saludable,pero estudios recientes señalan la inconveniencia de una dieta basada en un predominio de cereales, sobre todo refinados, ya que dan lugar a un gran número de problemas para la salud.

Es bastante sorprendente que la epidemia de obesidad que sufren algunos países occidentales haya coincidido con el auge de las dietas bajas en grasa, los alimentos lights y desnatados y el aumento del consumo de cereales y otros hidratos de carbono.

Entonces, a la luz de lo que hoy día sabemos, ¿qué es lo realmente sano?

Poco a poco iremos comentado algunos aspectos de este nuevo enfoque de la alimentación humana. Porque una nueva visión acerca de la alimentación está surgiendo a partir de las evidencias que plantean los nuevos estudios nutricionales.

Pero como siempre que se propone un nuevo cambio de paradigma, habrá una gran resistencia por parte del sistema establecido, y por la inercia de seguir creyendo lo que habitualmente se ha creído sin entrar a poner en tela de juicio las contradicciones que aparecen, por muy obvias y evidentes que estas sean. También es de esperar la feroz resistencia de aquellos sectores de la industria alimentaria que se consideren perjudicados.

Nada de ello ha de frenarnos en nuestra búsqueda de una mejor salud para los seres humanos.

Lo que nuestro cerebro necesita

Lo que nuestro cerebro necesita

Aunque todos los órganos son importantes, no cabe duda que para los seres humanos el  cerebro es uno de los que más, ya que trasciende los límites de lo meramente biológico para constituir el soporte material de nuestra vida emocional, de relación, intelectual y espiritual. No perdamos de vista que es un órgano especialmente dotado para el aprendizaje y, al contrario que otros órganos corporales, mientras más lo uses mejor funciona. Sigue leyendo

¡Coma usted de todo!

¡Coma usted de todo!

coma usted de todoCon cierta frecuencia atiendo pacientes que me comentan lo siguiente: “Me ha dicho el especialista que puedo comer de todo, pero cuando lo hago me sienta fatal, y si se lo comento, se extraña y me dice que son tonterías, que no tengo nada que me lo impida.”

Lo curioso de este caso es que hay dos cosas que son verdad. Una, que es cierto que se lo ha dicho el especialista y, la otra, que también es cierto que cuando come de todo se siente fatal. Pero respecto a que no hay nada que se lo impida, la cosa no está tan clara. Pero lo que resulta todavía más curioso es que, con frecuencia, el médico que le comenta estas cosas sea especialista en aparato digestivo, que algo debería tener en cuenta la alimentación, vamos, digo yo.

Casos como el anterior hace que me pregunte, ¿es cierto que los seres humanos podemos comer de todo sin importar el origen, la cantidad o la conveniencia o no de determinados alimentos, y todo ello hacerlo impunemente? 

Reflexionemos al respecto.

¿Hay alguna especie animal que sea capaz de comer cualquier cosa, a cualquier dosis, en cualquier momento del día y en cualquier época del año?

Pues parece que no. 

Mas bien sucede lo contrario, que cada animal come, según su propia naturaleza, lo más adecuado para su especie, y siempre en una cantidad determinada y siguiendo un cierto ritmo alimentario apropiado. Cuando no lo hace así, enferma.

¿Por qué pensamos, entonces, que nosotros, que no somos más que unos mamíferos evolucionados, hemos de ser diferentes en este aspecto?

Tal vez porque siempre nos han dicho aquello de que somos “ominvoros”, y eso se ha traducido habitualmente como la capacidad para comer cualquier cosa, en cualquier cantidad y en cualquier momento. Y eso no es así.

Frente a dicha creencia, es posible constatar que la evidencia empírica y los estudios actuales sobre dietética y nutrición nos hablan de otra cosa. Nos hablan de la trascendencia de no comer cualquier alimento sino, más bien, de la importancia de seguir una correcta alimentación tanto en calidad, como en cantidad y variedad, adaptada a las necesidades nutricionales del sujeto y considerando factores tales como la edad, el tipo de clima, la patología de base de cada persona o la clase de trabajo que desempeña. Hoy día sabemos bastantes cosas al respecto y existe literatura científica suficiente para respaldarlo de forma contundente.

Nadie dudaría en la actualidad sobre la importancia de la alimentación adecuada para el mantenimiento de la salud y para la prevención, e incluso el tratamiento, de ciertas enfermedades.

Sin embargo, ciertos “especialistas” le siguen diciendo a sus pacientes, “usted puede comer de todo”.

Lo más llamativo, al menos para mi, es cuando esta afirmación viene realizada por parte de un oncólogo. A pesar de los años, no me acostumbro a escucharla, porque me demuestra que todavía en el siglo XXI, la medicina convencional con todos su avances y evidentes ventajas, sigue manteniendo una imagen fragmentada y parcial del ser humano, de tal manera que cada especialista sabe de lo suyo y no solamente ignora sino que, en cierto modo, desprecia otras áreas del saber.

Pareciera, en este caso, como si más allá de la quimioterapia o de la radioterapia, una correcta alimentación no tuviera nada que aportar a la salud de quien padece un cáncer. Como dirían hoy día los jóvenes ¡qué fuerte!, ¿no?

Hace muy poco me comentaba un paciente oncológico: “cuando le he preguntado sobre alimentación a mi oncólogo, me ha mirado con cara rara y me ha dicho que coma lo que quiera, que la alimentación no tiene nada que ver con mi cáncer”. Y es posible que fuese así en lo que a etiología se refiere. Sin embargo, según afirman los estudios científicos actuales, existen un cierto número de cánceres relacionados con determinados hábitos dietéticos, y, por otro lado, existe evidencia científica suficiente como para fundamentar, sin lugar a dudas, la importancia de la dieta en relación con la salud. Incluso entre las recomendaciones de organismos internacionales sobre el estilo de vida como medida preventiva de la aparición de un cáncer, se preconizan bastantes puntos relacionados con la alimentación.

Por tanto, desde el punto de vista de la Medicina Integrativa, entiendo que, si ya es importante el modo de alimentarse cuando se está sano, es mucho más importante hacerlo cuando la persona se encuentra enferma, y todavía mucho más si es el caso, como sucede en los pacientes oncológicos, que le están suministrando medicamentos altamente tóxicos y que producen efectos indeseables en órganos vitales como el hígado, los riñones o el corazón, entre otros. ¿No sería importante cuidar la alimentación en estos casos y aportar al organismo una cantidad suficiente de nutrientes adecuados para cada caso?

No estoy diciendo que la comida cure el cáncer, aunque sabemos que existen alientos con un alto potencial antioncogénico, simplemente afirmo que, cuando alguien padece una enfermedad, lo más razonable es cuidar lo que ingiere, y si además podemos ayudarle a recuperar la salud utilizando una dieta apropiada, pues mucho mejor.

No hay que insistir demasiado, porque es una obviedad, que un paciente bien alimentado se recuperará mejor que otro que no lo está, y que si aportamos nutrientes que favorezcan la detoxificación o que ayuden a la integridad del sistema inmunológico, es probable que todo funcione mejor.

En el campo de la nutrición recientemente se ha desarrollado una nueva disciplina conocida como Inmunonutrición, gracias a la cual se está estudiando no sólo el aporte nutricional de los alimentos sino sus efectos sobre el sistema inmunológico.

Sabemos que el 70-80% del tejido linfoide relacionado con los procesos inmunológicos se encuentran en la luz intestinal, por lo que una buena nutrición y un buen mantenimiento del equilibrio intestinal se postula como algo bastante importante para el mantenimiento de la salud.

Frente a estas evidencias, el “coma usted de todo” no parece ser ni demasiado preciso ni demasiado acertado.

Es posible que dentro de unos años, no sé si yo lo veré, llegue el momento en que los especialistas no le digan a los pacientes aquello de “coma usted de todo, que no pasa nada”.