El sabor del silencio

El sabor del silencio

el sabor del silencio

Hace algunos años, tras una experiencia meditativa, descubrí «como sabe el silencio». Describirlo no es tarea fácil, pero, más o menos, me supo así:

«El silencio, el agradable y sabroso silencio, sabe a infinito, sabe a lugar de encuentro contigo mismo y también con la divinidad.

El silencio sabe a devoción, a respeto, a conocimiento, a amor…

El silencio te conecta con la parte más profunda y más sagrada del ser, sobre todo, con la experiencia primordial de estar vivo, y, más allá de esto, de ser vida.

El silencio embriaga los sentidos, nutre el alma, expande tu energía.

En el silencio te encuentras a ti mismo, desnudo, y también encuentras al otro, para ya, nunca más, ser dos sino sólo uno.

En el silencio también te pierdes… te pierdes en la dulce profundidad de la creación.

En el silencio te sientes pequeño, minúsculo, desapareces como si fueses sólo un electrón en comparación con todo el universo, y es en ese preciso instante, un instante en el que más allá de cualquier tiempo, parece como si el sol venciese a la noche, justo en ese momento, paradójicamente, percibes tu grandeza, porque, y esa es la magia del silencio, ya no te sientes electrón, sino que en ese punto eres Universo».

 

Consejos para la curación

Consejos para la curación

consejos para la curaciónHace más de treinta años que me dedico al campo de la salud y la curación. Desde mi punto de vista, salud y desarrollo humano son dos aspectos no diferenciables, ya que lo digno de sanar no es sólo el cuerpo físico, que lo es, sino sobre todo el Ser Humano completo, es decir, Cuerpo, Psique y Espacio Interior.

A lo largo de todo este tiempo he ido matizando y puliendo mi comprensión acerca del binomio salud-enfermedad, y al ser éste un proceso dinámico, no descarto que nuevas comprensiones puedan seguir emergiendo en un futuro.

De momento, me gustaría enumerar a modo de consejos para la salud, algunos de los aspectos que he experimentado y constatado. Son consejos que funcionan y sobre los que he venido trabajando a lo largo de estos años.

Espero que puedan ser de utilidad para algunos de los lectores.

Así que, si estás dispuesto a participar activamente en tu proceso de curación, deberías tener en cuenta los siguientes aspectos:

 

  • Aprende a escuchar los mensajes de tu cuerpo. La sabiduría corporal nos orienta sobre aquello que hemos de atender y aquello otro que hemos de modificar.
  • Trata de conocerte, aceptarte, respetarte y amarte. Estos cuatro aspectos son la base de una sana autoestima y del proceso de curación.
  • Permítete respirar libre y fluidamente, como si todo tú fueses respiración, porque tu respiración sabe lo que tiene que hacer.
  • Procura equilibrar tus ritmos, sobre todo la vigilia y el sueño.
  • Hazte amigo de tu parte no consciente. No está ahí para fastidiarte sino para que te descubras en todo tu esplendor.
  • Ante los acontecimientos dolorosos sitúate en la “Postura del Observador”. Crea distancia entre quien observa y el objeto observado, porque sólo así podrás gestionar la situación sin quedar prisionero de las emociones perturbadoras.
  • Recuerda que tu enfermedad también es parte de ti, por tanto, no te enfades con ella porque es como enfadarse consigo mismo. Más bien, trata de comprender cuál es su enseñanza.
  • Enfoca tu energía hacia los procesos de cambio y aprendizaje, procurando sentirte “cómodo en la incomodidad” que supone todo cambio.
  • Aléjate de la culpa, al tiempo que te acercas a la autorresponsabilidad
  • Desarrolla tu autoestima a la vez que te permites aprender de los demás como si fuesen tus más valiosos maestros.
  • Trata de desarrollar el sentido de la gratuidad y del agradecimiento porque ellos te aportarán grandes beneficios.
  • Procura distanciarte del rencor y del resentimiento hacia los demás y hacia ti mismo y desarrolla para todos, tú incluido, el hábito del perdón.
  • Acostúmbrate a fomentar los estados creativos de tu mente así como los estados en los que te percibes pleno de recursos.

 

  • Introduce el sentido lúdico de la vida en todas tus actividades y procura practicar la “sonrisa interior”.
  • No te culpes cuando el error aparece, sino que intenta aprender a disfrutar de todo el aprendizaje que cada error aporta a cambio de que lo afrontemos desde un marco de aprendizaje.
  • Es necesario que aprendas a soltar el lastre de tu pasado. No es posible avanzar en la curación si caminamos con “exceso de equipaje”.
  • Ten siempre presente tus metas y aspiraciones más altas, porque estás llamado a expresar todo tu potencial.
  • Trata de conectar con la alegría que sustenta la vida y que se expresa a nuestro alrededor. Acompásate, pues, con la vida.
  • Cuida tu Mandala, ese Espacio Sagrado en el que se desenvuelve tu existenciaY finalmente recuerda, ¡eres el responsable de tu propia salud!
Herederos del pasado, constructores del futuro

Herederos del pasado, constructores del futuro

Herederos del pasado contstructores del futuroLa mente común se consuela pensando que el resultado de lo que vive depende de la suerte, mala o buena, que se haya tenido en la vida, y también de las acciones u omisiones por parte de los demás que nos hayan beneficiado o perjudicado.

Para algunos, lo anterior, parece algo muy lógico pero en el fondo no revela más que la incapacidad para hacer frente a cualquier posible responsabilidad en el manejo de su propia vida.

Si embargo, cuando alguien decide recorrer la Senda del Despertar, y a través de su esfuerzo llegamos a profundizar un poco más en el propio autoconocimiento, una de las cosas que observaremos es que,sin lugar a dudas, nuestra vida presente es una consecuencia de nuestras acciones del pasado así como de las expectativas que proyectamos hacia nuestro futuro. Es decir, somos herederos de nuestro pasado y constructores de nuestro futuro.

Aunque es cierto que controlamos pocas cosas en el mundo y que la mayor parte de las veces suceden acontecimientos imprevistos sobre los que no podemos operar, nadie debería arrebatarnos la capacidad de decidir sobre nuestras propias respuestas ante cada situación, ni tampoco sobre el modo en el que queremos transitar nuestro camino.

Aceptar la responsabilidad que cada cual tenemos en nuestra vida en lo que se refiere a las elecciones que asumimos, no es algo que haya de ser valorado como fácil o difícil, sino como una necesidad imprescindible para todo aquel que se involucre en un proceso de desarrollo humano.

A propósito de la importancia de nuestras acciones y sus consecuencias, me gustaría relatar una antigua historia que me resultó especialmente inspiradora cuando la escuché por primera vez.

Esa historia dice así:

 

“Cierto día llegó un peregrino hasta el templo del Jokhang, uno de los más antiguos y respetados templos de Lhasa. 

Una vez allí, penetró hasta el interior donde tras hacer las pertinentes postraciones frente a la imagen del Jowo, una estatua muy venerada de Buda, se situó frente a ella, adoptó una postura respetuosa con sus manos unidas en el mudra de la plegaria, y en forma de oración comenzó a hablarle devotamente, diciendo:

-Oh, venerable Budha Sakyamuni, he llegado a entender que tú y yo somos iguales en esencia. 

También me he dado cuenta de que compartimos la misma naturaleza, y he descubierto que poseo en mí tu misma semilla para el despertar. 

He recordado, además, que hace miles de años, en otra vida, estuvimos juntos, pero tú decidiste esforzarte y hoy estás ahí, en cambio yo decidí no hacerlo y hoy me encuentro aquí.

Por tanto, en estos momentos, simplemente, estoy viviendo el resultado de mis acciones del pasado.”

Cada uno habrá de sacar sus propias comprensiones acerca de esta historia.

Para mi significa algo muy obvio. Y es que te encuentres como te encuentres, siempre podrás elegir entre dos opciones, quejarte de tu presente o asumir tu propia responsabilidad al respecto, así como la necesidad de esforzarte por construir un futuro mejor.

La buena noticia es que siempre es posible mejorar, y que dicha elección depende sólo de nosotros.

No dejes las riendas de tu vida en manos del azar o de los propósitos de terceras personas, y procura descubrir la gran cantidad de recursos y posibilidades que residen en tu interior.

Para ello habrás de pararte, respirar, tomar consciencia de quien eres realmente y  aceptar el reto que supone trabajar en la Senda del Despertar. Entonces, en esos momentos, habrás comenzado el camino de la transformación hacia una vida mejor.

 

Editorial de junio 2014

Editorial de junio 2014

editorial de junioNos encontramos a las puertas del verano y resulta francamente extraño comenzar con lluvia los primeros días de un mes como junio.

Pero así ha sido. Cada vez el tiempo está más raro, aunque recordemos que los antiguos decían aquello de que “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”. ¡Por algo sería!

Supongo que estas lluvias no sean más que una cosa esporádica y a partir de ahora, previsiblemente, las temperaturas tenderán a aumentar, como es normal en esta época del año. No obstante, con aquello del cambio climático cada vez resulta más difícil realizar predicciones certeras acerca del tiempo y de las temperaturas.

Para algunas familias estos días de junio son una fechas emocionalmente intensas, pues muchos alumnos acaban el bachiller y se gradúan en sus respectivos colegios o institutos. Y casi sin solución de continuidad, comenzarán su preparación para los exámenes de selectividad que tendrán lugar a mediados de mes (más o menos).

A partir de ahí se incrementa la incertidumbre de si entrarán o no en la carrera que quieren realizar o en la facultad en la que desean estudiar.

En mis tiempos todo esto era bastante más fácil. Al menos no lo recuerdo con ese estrés con el que se vive ahora.

Cuando finalicé COU, fui al Instituto, me dieron las notas y ya está. Ni fiesta, ni ceremonia de graduación, ni nada de nada. Después te examinabas de selectividad y tenías menos nervios para elegir ya que, por un lado no había nota de corte, así que entrabas donde solicitabas, y, por otro lado, había menos carreras para elegir, así que la elección planteaba menos dificultades que ahora.

Además, la mayoría de los alumnos solían estudiar en su ciudad de origen, a menos que no existiese allí la carrera elegida o que la familia tuviese una buena posición económica y enviase a sus hijos a alguna prestigiosa facultad nacional o foránea.

Ahora, cuando hablo con chavales de segundo de bachiller siempre les pregunto, y qué quieres hacer. Hay de todo, quien lo tiene muy claro y quienes a pocos días de tener que rellenar su solicitud aún no saben qué carrera elegir.

Alguno me ha preguntado acerca de que le aconsejaba yo, por aquello de que los conocía desde pequeños. Mi respuesta es siempre la misma, “elige aquello por lo que sientas pasión”.

Porque estoy totalmente convencido de que la pasión es un ingrediente fundamental del éxito y de la felicidad, ya que aquellas personas que disfrutan con lo que hacen, más tarde o más temprano son exitosas y viven más felices.

Claro está que tendría que aclarar un poco qué es lo que entiendo yo por éxito, porque mi comprensión no es la habitual.

Para la mayoría de las personas, ser exitosos en la vida significa triunfar con un buen puesto de trabajo y, como dicen ahora los chavales jóvenes, “estar forraos a los treinta y cinco o cuarenta”.

Es posible que muchos de los que consiguen lo anterior se sientan afortunados y exitosos. Yo no tengo nada en contra de ello. Más bien tengo algunas preguntas y ciertos matices.

Desde mi punto de vista el éxito no lo mide el nivel socioeconómico alcanzado, aunque esto pueda ser importante, sino más bien el nivel de satisfacción personal que encuentras con lo que haces.

El éxito, según entiendo, tampoco tiene que ver con la fama alcanzada, sino con la coherencia interna con la que vivas y con la experiencia de estar viviendo una vida significativa para ti y para quienes te rodean.

Si además de esto, “estás forrao”, pues mejor. Pero si para conseguir más dinero has de traicionar tus ideales, enterrar tus sueños o vivir de un modo que no quisieras, pues entonces habrías de replanteártelo, a menos que quieras vivir “exitosamente infeliz”.

Porque, posiblemente, al final de nuestros días no pensemos en cuanto dinero hemos ganado o en cuantas medallas nos colgaron, sino que habremos de enfrentarnos desnudos y sin equipaje al más implacable de los jueces, nuestra propia consciencia, para dar buena cuenta de sí realmente vivimos con amor y con honor. Entonces sabremos, sin lugar a dudas, si fuimos exitosos o no.

Personalmente estoy convencido de que es difícil sentirse exitoso si no te honras a ti mismo. Y nos honramos cuando seguimos nuestras profundas convicciones, nuestros sueños e ideales, en lugar de renunciar a ellos por un puesto más seguro o por un sueldo más alto.

Tal vez para conseguir lo anterior debamos de aprender a correr algún riesgo, cosa que parece poco popular hoy día. Y también tener presente que quizás pasemos por momentos difíciles y que nos hagan dudar de si realmente mereció la pena el esfuerzo realizado y los sacrificios vividos.

En esos momentos, la esperanza, la disciplina, la perseverancia y otras muchas cualidades mentales vendrán en nuestra ayuda para confirmar que quien sigue su voz interior y lucha honestamente, con convicción, por seguir su propio camino, más tarde o más temprano, conseguirá el éxito que tanto ansía.

Por todo ello, cuando, como dije antes, me preguntan acerca de que les aconsejaría estudiar, siempre les digo “sigue tu pasión, trabaja en lo que te guste y en lo que te sientas realzado”.

Algunos ponen cara rara y me dicen, “es que me han dicho que lo que yo quiero hacer tiene pocas salidas”. Entonces les respondo, “para alguien que ama su trabajo, se apasiona con ello y enfoca su energía en hacerlo lo mejor posible, la salida siempre aparece”.

Pero has de tener presente que este no es el camino de los mediocres, sino de los guerreros.

Así que la pregunta crucial no es qué carrera has de elegir, sino si estás dispuesto a luchar por tus sueños, es decir, si quieres ser un guerrero.

Porque cuando respondas a esas preguntas, el camino se abrirá claro y nítido frente a tus ojos.

Cambiando de tema, en otro orden de cosas, recordar que este año el Solsticio de Verano caerá el 21 de junio, momento en el que debido a la posición del sol el día alcanzará su máximo de duración y la noche el mínimo, marcando el comienzo del verano.

Las fiestas solares de San Juan, con su simbología de fuego y las numerosas tradiciones y rituales en los diferentes puntos de nuestro país, nos recuerdan cada año la importancia de la purificación y de la renovación. La importancia, también, de eliminar, en este caso a través de las hogueras, lo viejo y lo caduco, para dejar espacio a lo nuevo que ha de venir.

Comenzamos un tiempo, pues, para aprender a soltar lastre y a aligerar peso, así como para volver a renovar nuestras ilusiones y proyectos.

Aprovechemos la energía de este mes para aprender a brillar como la luz del sol y poder así, iluminar nuestro camino y hacer posible que también que dicha luz ilumine a quienes nos rodean.

¡Feliz Junio!

Fluir con la vida

Fluir con la vida

El cambio es inherente a la vida. Tratamos de buscar estabilidad en un mundo que es cambiante al tiempo que tú y los demás, también cambian. Sin embargo, encontramos muchas personas que sufren porque tienen dificultad para gestionar dichos cambios, sobre todo porque les faltan recursos para hacerlo. A ellos va dedicado este post.

Piensa que la mente común, en lugar de fluir con la vida, trata de buscar la estabilidad mediante la errónea pretensión de que nada cambie, que nada se modifique. Esto nunca sucede, y el mecanismo de defensa que  estructuran suele acabar en una neurosis. La mente común  también mantiene una especie de deseo obsesivo de congelar cada instante en lugar de permitirse fluir con los acontecimientos. Esta manera de abordar los cambios genera rigidez mental y malestar emocional. Sigue leyendo

A propósito del cambio

A propósito del cambio

a propósito del cambioAprender a gestionar adecuadamente los procesos de cambio es una de la principales habilidades implicadas en el proceso de desarrollo humano.

A continuación expondré una serie de reflexiones que nos ayudarán a entender mejor dichas cuestiones.

 

1.- ESTAMOS SIEMPRE EN CONTINUO PROCESO DE CAMBIO: Todo el universo cambia y los seres humanos no escapamos a dicha ley inexorable. El cambio es el único fenómeno permanente y constante, siendo inmanente a la naturaleza humana, ya que, lo queramos o no, seamos conscientes o no, estamos siempre en continuo cambio en todos los diferentes niveles de nuestro ser, físico, mental y espiritual.

 

2.- EN TODO PROCESO PUEDEN APARECER CAMBIOS NO DESEADOS: Todo está en permanente cambio, sin embargo unas veces somos conscientes de ellos y otras veces no. En muchas ocasiones nos sentimos incapaces de gestionarlos de una forma adecuada, de tal manera que, con frecuencia, se producen aquellos cambios que no queremos y somos incapaces de llevar a cabo aquellos otros que sí deseamos.

 

3.- APRENDER ES CAMBIAR: El aprendizaje implica un cambio.  Aprender es pasar de un estado de menor a otro de mayor conocimiento. Cada vez que aprendemos una nueva habilidad o destreza estamos realizando un cambio en nuestra ,manera de entender y afrontar la realidad. Así que, sin lugar a dudas, podemos afirmar que aprender es cambiar.

 

4.- PARA CRECER NECESITAMOS CAMBIAR: En un contexto de crecimiento y desarrollo nos interesan todos aquellos aprendizajes que nos permiten generar cambios en sentido potenciador.  Sabemos que cada tipo de cambio distinto requerirá un tipo determinado de aprendizaje diferente, pero quizás el mejor aprendizaje de todos es el que nos enseña a “aprender a aprender”.

 

5.- DESARROLLARSE ES MODIFICAR NUESTRO MODELO DEL MUNDO: Es imprescindible saber que no experimentamos directamente lo que el mundo realmente es, sino que experimentamos solamente aquellas representaciones mentales que poseemos según nuestro modelo.

También es importante darse cuenta de que aquello a lo que llamamos aprender no es un mero absorber información sino que más bien será un continuo crear y recrear nuestros modelos mentales. Muchos sufrimientos se producen porque nuestro modelo no responde apropiadamente a la realidad o porque dicho modelo no tiene recursos suficientes para actuar en el mundo de una manera eficiente. Así que cualquier aprendizaje potenciador tendrá como característica un enriquecimiento de nuestro modelo.

 

6.- EL DESARROLLO NO ES UN PROCESO LINEAL: El desarrollo humano raramente es un proceso lineal, más bien es un proceso de tipo espiral, en el que en cada una de sus vueltas retomamos, básicamente, los mismos asuntos pero asumiendo nuevos y diferentes puntos de vistas con una perspectiva más global.

 

7.- CAMBIAR PUEDE SER UN PROCESO CON ALTIBAJOS: También se puede decir que el cambio puede ser un proceso en el que existen picos y valles. Habrá momentos en los que nos sentimos plenos y llenos de vitalidad y, junto a esos momentos, existen otros de gran dureza y en los que, en algunos casos, perdemos un poco el sentido de las cosas y el rumbo de la vida. Es por ello que una cierta guía y un acompañamiento de alguien que conozca estos asuntos puede ser bastante eficaz como compañero en este viaje.

 

8.- TODO CAMBIO TIENE SUS PEGAS: En todos los procesos de cambios existen pegas. Pensar que no existen o pasarlas por alto puede hacer que el cambio no funcione, pero en ningún caso ha de ser un obstáculo lo suficientemente fuerte como paraque nos instalemos en el estancamiento.

 

La estrategia del «como si»

La estrategia del «como si»

La estrategia del %22como si%22Tenemos al tendencia a repetir patrones mentales, de tal manera que, casi sin que nos demos cuenta, vamos construyendo una mente que funciona de una forma rígida y previsible.

Pero es posible invertir esta tendencia. Para ello, lo primero que debiéramos hacer es  comenzar a plantearnos las cosas de un modo diferente.

Por ejemplo, preguntándonos ¿qué sucedería si nos asomásemos a la calle desde un balcón con una orientación diferente a la habitual, aunque dentro de la misma casa?

Pues sucedería que veríamos un panorama distinto. Esto no le extrañaría a nadie, porque todo el mundo asume que si miramos desde otro ala de la casa es lógico observar cosas diferentes.

¿Pero y si hiciésemos eso mismo desde los “balcones” de nuestro mundo interior? ¿Y si tratásemos de captar un mismo acontecimiento desde dos aspectos bien distintos de nuestro modelo?

Pues en este caso nos daríamos cuenta de que somos capaces de captar nuevas informaciones, las cuales ni siquiera imaginamos, y estas nuevas informaciones nos permitirían tener una comprensión distinta del acontecimiento.

A esta herramienta mental que amplia nuestro conocimiento la llamamos cambiar de perspectiva, y nos ayuda a disponer de  nuevos puntos de vista y, gracias a ello, a la posibilidad de acceder a una información mucho más completa. Un cambio de perspectiva significa, pues, que es posible contemplar los eventos de un modo diferente al habitual, lo cual, como ya se ha indicado, da lugar a que accedamos a matices que de otro modo pasaríamos por alto.

De este hecho se deducen varias cosas. Una de ellas es que, de manera común, toda información que manejamos acerca de cualquier evento es siempre relativa, ya que cambiará en función de quién lo observe y desde dónde lo observemos. Así que cualquier conclusión que saquemos tras una experiencia en la vida es también relativa.

Recuerda que es importante no perder de vista la posibilidad de aprender y avanzar incluso cuando los acontecimientos a los que nos enfrentamos sean adversos, a condición de que seamos capaces de cambiar de perspectiva y de obtener informaciones más relevantes y potenciadoras.

Visto esto, podríamos hacernos una pregunta algo más profunda y algo más teórica, ¿podría existir un determinado punto de observación privilegiado desde el cual fuese posible captar simultáneamente toda la información de un evento?

Porque si existiese dicho punto de observación, se podría afirmar entonces que existiría también un estado de consciencia desde el cual podríamos trascender las limitaciones de los procesos psicológicos habituales, accediendo, desde dicho punto, a todo el conocimiento acerca de la esencia de lo que las cosas son en realidad. Sería como tener acceso a un “Balcón de Sabiduría”.

Encontramos la respuesta en las diferentes tradiciones espirituales, las cuales sostienen la existencia de dicho estado de consciencia. Es lo que se ha venido llamando la “Mente Despierta” o la “Mente Búdica”, o en la cultura cristiana “la Mente Divina”, un aspecto omnisciente de la consciencia clara y lúcida.

De momento, usamos nuestra mente de una forma mucho más limitada, pero ¿podemos albergar la esperanza de acercarnos al logro de una “Mente Despierta”?

Se cuentan numerosos relatos de seres que lo han conseguido, y según parece es cuestión de tiempo, esfuerzo y dedicación.

Para aquellas personas implicadas en un proceso de desarrollo y crecimiento humano, dicho trabajo tendría, pues, una dirección bien clara, la de acercarse a este tipo de mente y, a la vez, alejarse de las percepciones propias de una mente limitada.

¿Cees posible trascender tus limitaciones para continuar avanzando por la “Senda del Despertar”?

Si hemos entendido correctamente todo lo que se ha expuesto hasta ahora, concluiremos que sí, que es posible.

Y si realmente sentimos el deseo de avanzar y desarrollarnos, entonces, una de las herramientas que deberíamos aprender a desarrollar es la de aprender a observar la realidad desde diferentes perspectivas.

Y para ello podemos comenzar utilizando la estrategia del “como si”.

Me explico. Dicha estrategia consiste en tratar de captar los acontecimientos imaginando como lo haríamos si nuestra mente estuviese despierta ya. También podríamos imaginar como aprehendería la información de dicho evento un Ser de Sabiduría.

El uso de esta estrategia, a la vez que potente es también divertida.

Podemos, pues, tomar la propuesta anterior como una especie de juego mental, pero es bastante probable que, si lo intentas, te sorprenda la capacidad de dicho “juego” para producir en nosotros transformaciones potenciadoras.

¡Acuérdate pues! Si tu anhelo es alcanzar un estado de la mente en el que predomine la sabiduría, ¿por qué no comenzar a ejercitarlo desde ya?

 

Acontecimientos y experiencia

Acontecimientos y experiencia

acontecimientos y experienciasEn el mundo suceden cosas, y a esas cosas que suceden las llamamos acontecimientos o eventos. Podríamos decir, pues, que un acontecimiento o un evento, es un fenómeno histórico ocurrido en un tiempo y un espacio concreto.
Pero cuando un ser humano lo experimenta, entonces pasa de ser un mero suceso histórico para transformase en una “experiencia vital”.
Es en ese preciso momento cuando deja de ser algo algo sucedido y objetivo, para convertirse en una construcción mental personal y subjetiva, es decir, elaborada.
Por eso, ante cualquier acontecimiento existen tantas interpretaciones construidas como sujetos lo experimenten. Cada cual hará la suya propia y se quedará tan satisfecho. No existe, pues, una interpretación verdadera y única que haga que las demás sean falsas. Todas ellas serán subjetivas y personales, pero con la característica de que cada persona la defenderá como su “auténtica verdad”. Por tanto, lo que llamamos experiencia, es sólo una mera “interpretación de algo vivido”. Comprender esto tiene una gran importancia.
En términos de desarrollo humano, no nos interesa clasificar las experiencias en buenas o malas, sino en limitantes o en potenciadoras. Es decir, un mismo acontecimiento me servirá para sufrir o para crecer, dependiendo del modo en que procese dicha información.
Lo anterior no tendría mayor importancia si no fuese por el tremendo error que los seres humanos reiteramos contumázmente: creer que lo que sentimos como experiencia vital es igual al acontecimiento histórico. Este error constituye la base de mucho sufrimiento inútil, de discusiones e incluso de conflictos de mayor envergadura.
A lo largo de los años trabajando con muchos pacientes, he constatado con cierta frecuencia que lo que la persona siente que sucedió apenas se parece al evento acontecido.
Para salir de este error, conviene tener muy claro unas cuantas premisas:
1.- Lo que en cada momento piensas y sientes no es más que una construcción mental y personal de algo diferente.
2.- Cada persona tiene la suya propia.
3.- Esta construcciones mentales no deben clasificarse como verdaderas o falsas, sino como apropiadas (potenciadoras) o no apropiadas (limitantes), según nos hagan crecer o sufrir.
4.- La felicidad o el sufrimiento, pues, no son fruto de acontecimientos vividos sino de la forma en los que cada uno los ha experimentado.
5.- Podemos aprender a construir experiencias internas de un modo más potenciador, y eso nos ayudará a vivir mejor el presente y a reinterpretar mejor nuestro pasado.
Comprender estos cinco puntos es fundamental para aquellas personas que han tomado la decisión de sufrir menos y de vivir mejor.
Aquejados por el error que he comentado anteriormente, hay quienes sostienen la creencia de que “un niño herido será un adulto amargado o enfermo”. Esto es defendido actualmente por muchos psicólogos y terapeutas, constituyendo en muchos casos el dogma central de sus creencias, a partir del cual construyen una terapia basada en el trauma.
Pero lo curioso del caso es que las investigaciones psicológicas realizadas en los últimos diez años sobre poblaciones con condiciones vitales difíciles, demuestran justo lo contrario.
¿Qué hacer, entonces, ante estas nuevas evidencias científicas?
Pues tal vez debiéramos hacer lo que una vez escuché decir al Dalai Lama cuando le preguntaron a propósito de las contradicciones entre la ciencia y la tradición. Él respondió, “cuando la ciencia demuestra algo que es contrario a lo que siempre he creído, he de cambiar mis creencias”. Esta respuesta del Dalai Lama encierra una gran humildad, pero sobre todo contiene una gran sabiduría. Así, cuando la vida nos demuestra algo distinto de lo que hasta ahora habíamos creído, lo más apropiado debiera ser cambiar nuestras creencias.
Si asumimos esta perspectiva, muchas cosas podrían cambiar en nuestro interior y podríamos liberarnos de las terribles cadenas de nuestro pasado.
No cabe duda de que somos herederos de nuestro pasado. Cada uno arrastra su propia historia personal, lo cual en algunos casos puede ser un lastre para muchas personas que sienten que su vida presente se encuentra determinada por los acontecimientos que vivieron en el pasado. Estas personas viven como prisioneros de su propia biografía.
No debemos renunciar, ni tampoco negar, nuestra propia historia pasada, pero desde el punto de vista de la Sofrodynamia®, la clave estriba no en qué herencia has recibido sino en el modo en el que gestionas dicha herencia.
Todos conocemos casos familiares en el que dos hermanos reciben la misma herencia y al cabo del tiempo uno la ha multiplicado mientras el otro vive en la ruina. Algo parecido hacemos con nuestra historia vital, unos la usan para crecer y otros para quejarse y lamentarse durante el resto de su vida.
Cuando queremos salir del sufrimiento, quedarse estancado en la queja permanente acerca de lo mala suerte que hemos tenido o lo dura que ha sido la vida con nosotros, es de muy poca utilidad, más bien se convierte en un veneno, porque dicha actitud lo que hace es fomentar el rol de víctima que sólo nos traerá más sufrimiento.
Los estudios actuales sobre resiliencia demuestran que una cierta cantidad de dificultad en la vida puede ser muy apropiada porque nos hace más fuertes. Lo único que tenemos que hacer es aprender a bregar con las dificultades en lugar de quejarnos de ellas.
Otro interesante descubrimiento de la moderna psicología es el hecho de constatar que entre las personas que sentían haber tenido mala suerte en la vida y aquellos otros que se consideraban afortunados, en realidad no había tantas diferencias en lo que se refería a los acontecimientos vividos. Incluso en muchos casos, los que se consideraban afortunados habían tenido una vida más complicada y difícil que el otro grupo. ¿Cómo explicar esto? Pues muy fácil. Cada uno está limitado por sus propios procesamientos mentales y no por el acontecimiento histórico en sí.
Aprender a cambiar nuestros procesamientos limitantes por otros más potenciadores, tal vez sea la mejor manera de sanar nuestro presente y nuestro pasado, y, sobre todo, la mejor manera de construir un futuro mejor.

Leyes sofrodynámicas del cambio: podemos programar el cambio

Leyes sofrodynámicas del cambio: podemos programar el cambio

ley de la programabilidad del cambio2.- LEY DE LA PROGRAMABILIDAD DEL CAMBIO

Los seres humanos somos muy eficaces cumpliendo nuestras programaciones mentales, pero la mayoría de las veces lo que sucede es que no sabemos programar adecuadamente. 

Algunas escuelas psicológicas afirman que no existe el fracaso, sino que lo que existen son conductas mal programadas. Porque nuestro cerebro es tan potente que cumple fielmente aquello que previamente disponemos sin cuestionarse si nos beneficia o nos perjudica.

Desde este punto de vista, debido a la ignorancia podemos llegar a cumplir con exactitud aquellas programaciones mentales que nos harán ser “eficientemente” infelices.

¿Cómo puede suceder esto?

Pues al igual que cuando decidimos realizar un viaje, si por error tomamos la carretera que no debemos, llegaremos a otro punto distinto del que pensábamos. Por eso, si queremos ser felices pero erróneamente avanzamos por el sendero de la infelicidad, tendremos muchas opciones de llegar a ser notablemente infelices.

Así que, en términos de desarrollo humano, hemos de aprender a programar el cambio que queremos realizar, para que éste se oriente en la dirección apropiada.

Sabemos que el cambio puede producirse espontáneamente, incluso sin hacer nada. Pero cuando nos referimos al tipo de cambio relacionado con un proceso de desarrollo humano, necesitamos que sea programado si queremos que funcione bien. 

La Ley de la Programabilidad del Cambio nos invita a que seamos nosotros mismos los dueños de nuestras propias programaciones, de nuestro propio destino, y lo hagamos orientándonos hacia nuestras metas. 

Si, por la razón que sea, no asumes tú mismo la tarea de organizar hacía dónde quieres ir en tu vida, posiblemente alguien o algo lo programará por ti. 

Y uno de los elementos a tener en cuenta a la hora de establecer nuestras programaciones internas han de ser los contenidos de nuestros pensamientos.

Lo que pensamos de nosotros mismos, no solamente crea nuestra propia autoimagen, sino que también es uno de los factores principales con los que vamos a contar a la hora de orientar nuestra dirección vital.

Un famoso pensamiento, que algunos atribuyen al Buda, dice: 

“Cultiva un pensamiento y tendrás una conducta.

Cultiva una conducta y tendrás un hábito.

Cultiva un hábito y formarás un carácter.

Cultiva un carácter y obtendrás un destino.

Por tanto, cuida tus pensamientos de hoy 

porque serán tu destino mañana”.

 

Cada uno de nosotros, aquí y ahora, estamos programando nuestro propio futuro, nuestro propio destino, mediante el tipo de pensamientos, emociones y acciones que cultivamos. 

Somos, pues, los responsables de conseguir o no el tipo de vida que queremos vivir.

 

Leyes sofrodynámicas del cambio: el cambio es posible

Leyes sofrodynámicas del cambio: el cambio es posible

el cambio es posible1º.- LEY DE LA POSIBILIDAD DEL CAMBIO: Si queremos avanzar como seres humanos, deberíamos comenzar aceptando la posibilidad de que te encuentres como te encuentres, es posible cambiar. Para algunas personas resulta difícil admitir esto, tal vez porque no lo hayan reflexionado suficientemente bien, tal vez porque dicha resistencia al cambio les sirva como excusa para no hacerlo. Sin embargo, hoy día, gracias a los conocimientos de la física moderna así como de otras ciencias complementarias, sabemos que todo el universo cambia constantemente, que nada es permanente. Todo se encuentra en continuo cambio y mutación. Desde los dominios astronómicos al plano infinitesimal de la microfísica, la vida se establece como un proceso de cambio continuo. Podemos observar que hoy día la tierra no es como lo fue antes. Sabemos que algunos desiertos fueron mares y algunos mares fueron desiertos. Sabemos que hasta las piedras más inertes cambian, porque todo el universo cambia constantemente. Pero, ¡ojo!, ¿todo? Bueno, hay personas que afirman que ellos no pueden cambiar. Es decir, que todo el universo cambia menos la persona a la que hacemos referencia. Es como si fuesen una especie de “ente inmutable”. Dicen cosas como «es que yo soy así»  o  «a mi edad, ya no puedo cambiar». ¿Curioso no? Sin embargo, la observación más simple nos demuestra que además de que todo el universo cambia, nosotros también cambiamos. ¿Acaso somos los mismos que cuando teníamos cinco años?, ¿es que nuestros glóbulos rojos, nuestras células, no cambian y no se renuevan constantemente? ¿Y nuestro comportamiento?, ¿es que no hemos ido cambiando a lo largo de toda nuestra vida hasta el momento presente? Cuando decimos: «yo soy así”, o “no puedo cambiar», lo que en realidad estamos haciendo es expresar un pensamiento que nos limita. Nos estamos poniendo barreras para hacer algo positivo, y generamos dificultades para pasar de un estado de mayor sufrimiento a otro de mayor paz. Porque las frases que nos decimos influyen en nuestra forma de estar en el mundo. Y pueden hacerlo de un modo limitante o potenciador. Así que ¡muestra cuidado con aquello que te repites! Porque sería bastante más apropiado para describir una situación decirnos «es que ahora estoy así», en lugar de “es que yo soy así”. Porque el verbo “estar” nos indica que existe la posibilidad de cambio. Las palabras que usamos diariamente tienen una gran importancia, y cuando utilizamos cualquier frase, aunque no nos demos cuenta de ello, funcionan como afirmaciones o instrucciones que impactan en lo más profundo de la mente. Nos pueden ayudar o limitar la posibilidad de cambiar. Solamente con una palabra podemos activar nuestras emociones en un sentido o en otro. Una palabra puede tener un gran impacto emocional; una palabra puede amargarnos o endulzarnos la vida. Decir «yo soy un depresivo», es bastante diferente a decir «estoy deprimido». Podemos realizar un pequeño ejercicio que consiste en repetirse estas dos frases mentalmente, y observar que sucede en la mente y en el cuerpo cuando nos decimos una u otra frase. Podrás comprobar que las sensaciones que nos producen son totalmente distintas para cada una de ellas. Si no eres capaz de percibir esa diferencia, posiblemente sea por falta de capacidad discriminativa respecto a los cambios psicofísicos. Eso puede ser normal para un sujeto no entrenado. Pero si sigues un entrenamiento sofrodynámico, dentro de un tiempo serás consciente de la diferencia. Pongamos otro ejemplo. Cuando uno se dice «yo soy un enfermo», está afirmando que su propia naturaleza es esa, la de “ser enfermo”. Pero cuando uno dice «yo estoy enfermo», dejamos entrever que hubo un tiempo en que no lo estuvo, y me permito la posibilidad de que en el futuro se produzca un cambio hacia la salud. Es como decirse “en este momento no me encuentro bien pero mañana ¿quién sabe?” Cambiar el ser por el estar es un sencillo y potente truco que podemos empezar a utilizar ya para permitirnos conectar con la posibilidad de cambiar. La gran mayoría de las personas no imaginan la importancia que todo esto tiene, ya que aquello que nos decimos contribuye a construir nuestra propia realidad. Así que una de las creencias que debemos instalar ya, si es que aun no lo hemos hecho, es que EL CAMBIO ES POSIBLE, y así sucede en todo el universo.